-248-
profunda vencracíon por la reljion y por la
j
nstícía.,
y
enteramente irreprochable, sino ta1nbien reno.m–
brado por su sabicluria, su moderaci011 y su caridad.''
"El abate Chauvelin, consejero en el Parlamento,
comenzó de nuevo "la guerra contra los jesuitas, y se
propuso probar la necesidad ele seguir el ejemplo del
. Rey de España, y espulsar para siempre
á
los jesuitas
de todas las provincias de Francia en Europa y Ul·
tramar: fué saludado con n1uchos aplausos. El 9 de
Mayo
1767
decretó el Parlamento, que todos los jesuí–
tas debian dejar la Francia dentro de quince días: solo
los e·nfermos ón1uy ancianos podían permanecer. Taro–
bien fueron espulsaclos los j esuitas clel reino de
Ná–
poles y del ducado de Parma."
•
"Bien pronto apareció una real ordenanza, concer–
niente
á
la aplicacion de los bienes que habian perte·
necido
á
la con1pañia. Nada entraba al Estado, sino
qüe todo debia emplearse en provecho de la Iglesia,
por ejemplo, sosten de seminarios, escuelas primarias
&~
Los amigos de los jesuitas continuaban sus manio–
bras: hicieron corre!· falsas profecías, y panfletos mór·
claces, con r elaciones de 1nilagros, todo con el objeto
de obtener la pronta r estauracion ele la .compañia. Se
1evan.tóun severo proceso, cuyos resultados fueron
1nuy desventajosos
á
esos regulares, poniendo en cla–
ro n1uchos tristes n1isterios. Los obispos tuvieron que
poner un freno al clesórclen por 1nedio de cartas pas..
torales. Se csparcian secretainente gravados indecen·
tes, qüe tepresentaban
á
los ojos del pueblo la indig–
nidad de la espulsion de los jesuitas y la malicia de
sus autores, y se agregaban reflexiones sediciosas
y
ultrajántes, por ejemplo-los enemigos de los jesuitas
son enemigos de Dios, sospechosos en la fé, y conde–
nados para siempre. Carlos III se apresuró
á
realizar
el proyecto de aplicar los bienes ele los jesuitas
á
los
objetos indicados; proyecto que ellos habian visto con
üna gran pena." [300]
•