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175-

sino enemigos del alma

y

de su salud. E stoy por la

última sentencia, como la única que debe sostenerse

-hoc unicé asserendum existimo.

Porque

si los hi

jos ca–

tólicos pueden acusar

á

sus padres del

crím.en

ele he–

regía, si procuran apartarlos de

~

fé, aun sabiendo

que los padres han de ser quemados, podrán tambien

negarles alimentos, aunque perezcan de inédia. Aña–

de Fagundez, que no solo se les puede negar alimen–

tos, si quieren apartar

á

los

h~ os

de su fé,

sü~o

que

pueden matarlos

cum moderamine inculpatae tutelae,

y

compelerlos por la fuerza á abandonar la féJ como

ene–

migos de la naturaleza humana,

cuyos derechos violan;

pero no pueden ponerlos en prision para que perez–

can de hambre." [258]

Nosotros h abríamos preguntacló en union de nues-.

tros lectores

á

E scobar y Fagundez y Dicastillo

y

cuantos pensasen como ellos: si un padre católico

quisiera reducir al catoli cismo á su hijo protestante;

¿tendría est e derecho, estaría obligado

á

negar

alim~n­

tos

á

su padre en Iiecesidad grave ó estrema? ¿Quién ,

violaría los derechos de la naturaleza, quien podria

llamarse

enemigo de ella,

el padre católico ó hereje

ó

turco que se empeñase en convertir á su hijo

á

la re–

ligion del padre, ó el hij o, que

n~gira

alimento al au–

tor de sus días en neoosidad grave ó estrema? Y lue–

go ¡eso de la

moderacion de una iriculpable def ensa,

al

batirse un hijo con su padre para mat arlo! Recuerden

nuestros lectores lo que notamos otra vez:

·esp

~nt~d

os los probabilistas de· su propia obra, se empeij.an

en dis1ninuirla; pero ya no es tiempo; el absurdo que–

da en toda su monstruosidad·. No pasemos en olvldo,

que quienes dij eran, que los hijos podian negaT ali–

mentos

á

los padres aunque pereciesen estos de

in~dia," decian despues, "que no

podi~n

ponerlos en pri–

sion para que pereciesen de hambr e."

367. Respecto del rejícidio no direm-os que los

paro

"dres jesuitas hayan sido inventores de la doctrin11,

~¡,.

no que supie'l'O.P .distinguirse en ella, como

~m

1aa

d~mas. Copiamos

algu~as sen te~ci as

d:e

Bt1

1

S

~ut9t·es.

El

P. Manuel Saa-" la rebe1ion de un clérigo¡

c~:mtra

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