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cándalos dados por los j esuitas, los espíritus firmes
en la fé podrán sacar provecho."
(162)
Ello es que el P. Norberto, posteriorn1ente el Aba–
te Platel, fué considerado de los príncipes, de los pa–
pas, y personas recomendables; fué admitido al ser–
vicio del Rey de Portugal por decreto y con pension;
y publicó
e~
17.66
sus
memorias históricas sobr.e ,Zas ne–
gocios de los Jesuüas con la Santa Sede,
y las decl1co
á
Jo–
sé I, con las aprobaciones mas ámplias y distinguidas
de todos los tribun{tles eclesiásticos
y
seculares de
Lisboa. ·La obra está en cinco tomos, fuera de dos de
piezas justificativas.
Los lectoTes habrán quedado admirados de cuanto
hemos referido respecto á las misiones del Oriente, y
de tanta astucia, perversidad y discordia en hombres
de profesion virtuoso·s y predicadores de virtud.
¿
Có–
mo podia ser que tales hombres practicasen é hicie–
sen practicar, y sostuviesen ritos idólatras n1ezclados
con ritos cristianos, calumniasen
á
sus adversarios,
suscitasen cuestiones turbulentas,
y
fuesen inobedien–
tes y contumaces á los decretos de la Santa Sede, los
que hacían voto de obedecerle? En el siguiente artí–
culo verán los lectores la respuesta
á
esta pregunta.
ARTICULO XVII.
REGLAS DE MORAL RELAJADA.
§.
19
333. Entramos ahora á una materia muy grave,
1nuy vasta, y mas delicadas que las anteriores. La
moral no es una palabra veleidosa, y que no se halle
apoyadá sobre reglas fijas, las tiene inmutables y
eternas. Repelemos con
i~dignacion
la degradante y
desconsoladora doctrina de que-nada es bueno
ó
malo en sí mismo, nada justo
ó
injusto sino por el ar–
bitrio y pactos de los hombres. No, no; hay cosas
buenas
y
malas por su naturaleza, independientemen–
te de las instituciones hlnnanas, que
p~ra
ser buena;3,