94-.
moderacion y prudencia
á
los jesuitas,
los pintabn,.
pues de antemano los conocia,
y
los dejaba al juicio
de los lectores. Porque, entre los :r;nisioneros de la
India y la China ¿quiénes eran los que desobedecían
los mandatos pontificios,
y
1no.rtificaban
á
los Le–
gados?
Y no era en este solo punto la inobediencia ele los
jesuitas, sino que habiéndose prohibido en tiempo de
este Papa la
biblioteca jansenista,
obra
d~l
jesuita Colo–
nia, donde se hallan censurados y maltratados los ad–
versarios de la compañia, otro jesuita, el P. Patoui–
llet, la
1~eprodujo
con el título
de- diccionario de libros
jansenistas.
Y habiendo condenado Benedicto XIV,
en dos decretos sucesivos, la
historia del pueblo de Dios
por el jesuita Berruyer, cuya tercera parte fué con–
denada despues por Clen1ente XIII, los jesuitas con–
tinuaron rec01nendando la obra, é hicieron clandesti–
namente una.nueva edicion.
[161
J
En el mon1e'nto en que pTeparaba ·c1en1ente XIV,.
el breve de abolicion, el Vicario apostólico del Ton–
quin Occidental escribía así
á
la congregacion de pro–
paganda- "los jesuitas no t emen
á
nadie, quieren ser
temidos de todos. Ellos no tienen, ni nunca tuvie–
ron respeto ni consideracion
á
los vicarios apos–
tólicos ni
á
vuestras eminencias. Oreen agradar
á
Dios
y
á
su compañia, si
por fas
ó
por nejas
pueden es–
pulsar
á
los otros 1nisioneros."
(160)
332. N o es posible, al hablar de las misiones del
Oriente, guardar silencio respecto del P. Norberto,
capuchino y 1nisionero. Había escrito unas
memorias–
historicas sobre las misiones de las Indias Orientales,
que
presentó al Sun1o Pontífice Benedicto XIV, quien de–
seaba una historia mas exacta y mas estensa de las
misiones de los jesuitas desde su establecimiento. El
P. Norberto quedó encargado, y su empresa fué anun–
ciada en toda la Italia. El autor acumulaba n1anus-
1
critos al efecto, y escribió
á
Juan V, Rey de Portu-