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gal, para que se dignase remitirle los que poclian ser–

vir para su historia, pidiendo permiso para dedicar·

sela; pero los jesuitas sorprendieron al monarca, que

pidió á Benedicto XIV, que echase de su capital al

P. Norberto: al leer la carta el P apa, dijo-el,

P. Car–

boni la ha escrito, y el

R ey

la ha fi rmado.

A esta carta

acompañaba otra el P . Carboni al ministro de Por–

tugal en Roma, amenazándole con la indignacion del

Rey, si .no contribuía, á que el perverso Norberto sa–

liese de Roma vivo ó muerto. Ello es que el P. capu–

chino tuvo que ocultarse en el palacio de un Carde–

nal. El Papa, para

s~lvarle,

tuvo que concederle el

privilegio de vestirse hábito secular; y el general de

su órden le permitió buscar asilo donde gustase.

Huyendo de las pm'secusiones

y

calumnias de los je–

<Emitas,

y

no siéndole bastantes las

medidas~ anteriores~

obtuvo de Clemente XIII, un breve de secularizacion

para que per teneciese al clero; el breve hacia honor

á Norberto,

y

cubría á los jesuitas de confusion. Pe–

ro estos continuaban persiguiéndole en su nuevo es–

tado; una noch e fué asaltada la casa en que vivía el

Abate Platel, nombre con que era ya conocido el P.

Norberto;

y

guardándose de acusar á sus enemigos,

dejó al público qne pensára lo que quisiera. El P.

Norberto anunciaba en 1750 la ruina próxíma de los

jesuitas,

y

no por mala vol.u.ntad. Era notoria su ad–

hesion á la compañia antes de su partida á las Indias

Orientales; así como antes de entrar á la órden de los

capuchinos, casi no había tenido otros maestros que

los jesuitas; y solo se apartó de ellos posteriormente

por sus prácticas idólatras. Los jesuitas estaban ·con–

vencidos de haber hecho hablar

á

falsos testigos con–

tra el P. Norberto, miéntras que este había pre–

sentado testimonios que destruían las calumnias de

los jesuitas contra él. Refiere el mismo, que ellos han

dado en las Indias pasaportes para ír al otro mundo

sin informacion de vida

y

costumbres, en vista de que

los sugetos hubieron muerto en el servicio de la ('a–

crosanta Compañia de

J

esus: que sus

cartas edificantes

estaban llenas de mentiras y

contradiccione.~,

y

se