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Aunque las haga bien, será preciso censurarle
y
con este pretexto aplicarle
á
otra cosa. Imponerle
por una falta leve que habrá cometido las penas
mas severas, se le abochornará en público hasta ha–
cerle perder la paciencia y por fin será expulsado
como pernicioso á todos, para lo cual se aprovecha–
rá una oportunidad cuando menos piense.
8.
o
Cuando tuviere alguno de la compañía una
esperanza cierta de conseguir un obispado
6
cual–
quiera otra dignidad eclesiástica,
á
mas de los
vo–
tos ordinarios de la Sociedad se le obligará
á
pres–
tar otro,
y
es que siempre conservará buenos senti–
mientos hacia la Sociedad, que siempre hablará fa–
vorablemente de ella. que no tendrá confesor que
no sea de su seno, que no hará nada de entidad sino
despues de haber oído el juicio de la misma. Por–
que
á
consecuencia de no haber observado esto el
cardenal Tolet, la Sociedad ha conseguido de la
Santa Sede que ningnn 1narrano descendiente de
judíos
ó
de mahometanos fuese admitido, que no
quisiere prestar tales votos,
y
que por célebre que
fuere se expulsaría como enemigo acérrimo de la
Sociedad.
CAPITULO XV.
COMO DEBE
CONDUCIRSE LA COMPAÑI.A. CON
L.A.S
MONJAS Y BEATAS.
l.
o
Guárdense bien los confesores
y
los predica•
dores de ofender
á
las religiosas
y
ocasionarlas ten·
taciones contra su vocacion; pero
al
contrario, ha–
biéndose conciliado el amor de
las
superioras que
procuren oir, cuando menos, sus confesiones ·extra–
ordinarias,
y
que les predíquen si esperan pronto
alguna
gratitud de ellas¡
porque
las abadesas, prin ..