e
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fecta
y
universal
y
por consiguiente la bendicion di–
vina descendería sobre la Iglesia.
8.
0
Mas, si no hay esperanza de poder lograr
esto, supuesto que es necesario que vengan escán–
dalos en el mundo; se cuidará de cambiar de políti–
ca conforme á los tiempos
y
excitar á los príncipes
amigos de los nuestros á hacerse mútuamente guer–
ras terribles, para que de todas partes imploren la
mediacion de la Sociedad, que entonces se empleará
en la reconciliacion pública; por ser la causa del
bien comun,
y
que será recompensada por las prin–
cipales dignidades eclesiásticas
y
Jos mejores bene–
ficios.
9.
0
En ]a Sociedad, rlespues que ya cuente con
el favor y la autoridad de los príncipes, procurará que
los que no la aman, la teman.
••neteca Nacional del 'eró
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-7 JUL1960
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