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donados de los amos á quienes habían ·humildemente
servido, proyectó construir un hospital donde pudie–
ran refugiarse en sus enfermedades y morir cristiana–
mente recibiendo decente sepultura. Aceleró su deter–
minación el ·haber visto un día en
el
lugar llamado
la
«Barranca• un cadáver insepulto, sirviendo de pasto á
las aves de rapiña.
No tenía el
pad~e
Vadillo recursos .para tan gran–
de empresa, pero pára los corazones inflamados en el
amor divino no hay djficultad alguna insuperable. Así
es que llamó
á
las puertas de algunas personas piado–
sas
y
caritativas, .
y
como era tenido en gran reputa–
ciún en la ciudad, pudo ·en breve, habilitar eri aquel
mismo barrio una. casa que desde
1646
sirvió de refü-
g
io
á
lo"s;
n~gros
enfermos
y
desv~lidos.
.
Algún tiempo después, en
1661,
aquel hospital co–
nocido con tan justa razón, con el nombre de Vadillo,
fué fundado en mayor ·escala en el sitio que actual–
mente ocupa, bajo la denominación
:~de
<4Hospital de
Han Bartolomé& (en memoria también del ·venerable
padre que se llamaba Bartolomé) con los poderosos
auxilios pecuniarios del Arzobispo Villagómez, que
compró el -sitio al capitán don Francisco· Tijero
y
al
Deán don Juan de Cabrera marqués de Ruz.
El verdadero promovedor
y
alma de esta nueva
obra fué el mismo ·padre Vadillo, quien,con su caridad
sin límites, ·aumentó los ingresos con infinidad de
¡¡....
mosnas que recogió. Al morir. dejó el Patronato del
· hospital
á
-los arzobispos.
Se
colocó su retrato en una
de las salas
y
fué objeto de suma veneración para los
negros,
{J
no
de ellos le dedicó esta cuarteta:
«-¡Feliz
Vadillo! qué franco
. 8tipo con forma
especial
darle
aquí
al negro hospital
eiendo de piedad el blanco».
Fué también
un
notable escritor como se
verá des–
pués!