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zo merced de ella para todos los días de su vida, por su

Real cédula de 9 de Octubre de 1653.

Religioso también de esclarecidas virtudes y de

ardentísima caridad y amor

á

los pobres de claro y

profundo talento, el padre maestro fray Bartolomé

Vadillo, fué de los profesores de la Real Universidad,

de más crédito y fama. Todos los escritores de su épo–

ca le e)ogiaron públicamente como sap.ientísimo teólo–

go, elocuente orador y escritor de altos vuelos

y

pro–

vechosa doctrina.

Fué tres veces Rector del Colegio de San Ildefon–

so, Regente de la Provincia, Visitador, Doctor en Teo–

logía

y

examinador en la Universidad de San Marcos

y

n1aestro de nuestra Provincia.

Leyó la cátedra de Teología de Vísperas, reem–

plazando al maestro fray Juan de Ribera, que fué

pro~

movido

á

la de Sagrada Escritura.

Al morir el Obispo electo de La Paz D. Fr.

Fran~

cisco de la Serna, que era el propietario, y habiéndose

opuesto

á

la cátedra el maestro Ovando, la ganó; de

manera que el padre maestro fray Bartolomé Vadillo

se quedó sin ninguna, con gran sentimiento de la Uni–

versidad y del Virrey, marqués de Mancera, que te–

nían en gran aprecio

y

estimación sus letras y su ta–

lento. Para que no careciesen pues, los claustros uni–

versitarios de tan señalado maestro, el Virrey institu–

yó de nuevo la cátedra de Vísperas de Santo Tornás,

nombrando por primer catedrático perpetuo al maes–

tro fray Bartolomé Vadillo el año de 1646. Se extin–

guió algún tiempo después esta cátedra por falta de

rentas.

Este venerable religioso

supo unir

á

los pro–

fundos conocimientos que de .todas las ciencias de su

época poseía, la caridad y aiiWr al prójimo más acen–

drado; lleno de sentimiento a) ver que los negros y es–

clavos no tenían alivio alguno en sus dolencias,

y

que

muchos morían completamente abandonados en los

campos

y

arrabales de la ciudad bárbaramente aban-

,.