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ÚiiSTORlA ECLEStÁSTl04 ·
tiempo.
Es mul' . lilotaill>le
la comsutt·a
que
Plini0
e·l
J0velil
;pr0~6JHsul
del
Poat0
diri~íó
al
E(ll,per,ad<lu~
s0b>re
la conducta qn.e
debí~
s·eguir Gon tos 0Pis
1
tianos
ya
muy namero–
so~,
á
la
f!Ue
coutesuó
Trajan~:-''N
0 c0n–
vi~ne
bNJscar
á
los Cristianos;
pero
si son
acusados
-y;
quedafi convictos
h:ay
que
cas~
tigad0s.''
Esta
c0ntestaci6a
dié
lugar
al
céleib~·e
dilema die Plini0:-"IL0s
Gristianos
son
iaoeenites
6
s0n
culpables: Si
s0n in@–
een:tes,
¡p0rqué
eastiga.d0s
de
10
<que
no
es
de1ito~
8i s0n culpables ¿porqué- no bus–
cados1 ¡)?0r<i¡ué
li10
admitir t0das
las de- -
nuncias1" Los
p;rineipales
mártires
de esta
pecsecución fueron:
~aa
Sim@n
Obisp@
dle
Jerusaleµi
y
ariente
cil.e Jiesu-0 iste,
y
San
lgnacie
<'.>~bisp@
de
A:ntiaquía
cq
ue dre una
a~anzada
etlad
fu~
llevac:io
á
!toma,
en
Q(i)ll–
de
arF0jada
al -Birc0 fué devorad0 por las
íierras.
Cuarta
per.secución.-A.
m.edia~es
del se–
gundo
siglo [
A.06] Marc0-Aurelio
Empera
7
der
lU6sof0, imbuid0 @n ia·s
ideas
·de
l0s
sa;–
hjos y; f>l'évenid.0
aont~a
los Cvístia'1,0.s,
p0r
las más atr0ees
c-alamnias, pr()i»tllg.r> la
cua.rta persecución en la,
qu~
:faé
in:m.~nso
ei
númere de mártires.
Son los
más nota–
hles:
San
Justin0 ap0logista,y el
0~togena
l"Í0
San
P0liearp0
0}í)J:spo de
Es1nírn.a qtíe
coucl:enañ.0
á,
ser qaemado,
subié .\
la h0-
gaera
a~n
el
may0r h@roismo
y
fué
respe-
, tad!o p'0ir. las llamas. A
la
vista de aste-
pr0.
digio
l·os
·paganes
llen0s de indignación lo-