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Hlf'TORt
A
ECLESIÁ.8T 1 (() \.
' sión por los espeetáiculos, principalmente
por
los
ja.ego~
<lel
Oirco, en qne
se·embria–
P!·aban de
placer con
el
espectáculo
de lar
sangre:
los cristianos, por eJ contrario, en–
t:rPga1los
á
la meditación de snblímes ver.
dades,
y
dominados por un sentimielilto <le
amoil'
á
t.C>(<los
lo~
homhres
á
quienes consi, ·
<leraiban
@omo
hermanos, solo buscaban los
g0c~s
del espfritn
y
huían
de todas las
di–
versiones
qne
excitaban
las
pasiones
y
co–
;rrompían
Hl
alma.
El
interés
privado vino
á
aumPntar
esta
oposición: una cotlsi1lerable.
parte
<lel
pue–
blo vivía del
culto de los dioses; los comer'–
ciantes de incienso,
los
que yendían vícti·
mns para
1<
s
sacrificios,
l<:"IS
fabricantes de
ntensilics r •
R,
los- sace'rdotes,
augu–
res, mágico$,
a~
rólogoS-
y
tod<'>s los que in–
terveuían
ta'
remo.nias
del
pomposo
culto pag·· u ,
vetan
c0n
rlesde11
á,
los Cris–
tianos, por cnya
relígi.ónlos
temµlos de
lo~
ídolos
iba.n
quedancto
ctesi~rto~
y
sus
dis–
tintos
oficios se
arruinaban.
Esta oposi–
eión
contínua engP.ndró un encarnizado
· odio contra los Cristianos.
I1os.paganm~
los
en
1
par<i>n .de las pestes, terremotos, derro·
tas
y
<lernás
pla.gHs
<fue afligieron
al Impe–
rio
y
que e(i)nsicleraron
como castigo
<le los
flios~~
irritados· por la
<lecadencta
y
ahau–
dono
en que estaban
sus
templo-s. Espar-.
cierou contra, ellos
1asi
1nÁis
gro~eras
ca.lum–
uias: nnus
rl.ecían
que los
Cristianos
adora–
ban al
sol, nna cruz
y
un cordero;
otros