POR MA.NUEL M.
SALA.ZAR.
35
mataron
de una
lanzada. 1\Iarco.....
.AureHo
hizo terminar la persecu.ei6n pqr un mila–
gro que el cíelo obró
en
su
fav@r: habiendo
marchado contra
los
Marcomanos,
elJ. Em–
perador vió
su
e.jército
cercado
:por
los bár–
baros
eu las áridas
m@n.ta ñ.asde la Bohe–
mia,expuesto
á
perecer de sed. En este con–
flicto los
sol~_fad0s
Cristian(j)s que
fo:rma~n
una
legión,
dirigieron
ferviemt~s
súplicas
á
Dios;
y
wl momento
c~yó
sobr0 el campa–
mento romano una lluvia abundante,cori la
qu~
los soldados apagaron. su sed;
y
al mis–
mo tiempo se de&enGadenó ana terrible tem–
pestad arrojando sobre los bárha1·os una
lluvia de piJ3dras
9_Ue
los
1lfa0
hu·r. A
la
vis:- '
ta de
este pro ·
gi@,
q
lle
<lió
Ja v.iotoria
á
los
Romanos,
Mar o-AureUo hizo
cesar la per–
secución
y
ió
á.
la legi6n
cristiana
el nom–
bre
de Legión Fulminante.
Quiutn.
persecuciún. -
Séptimo-Sev~ro,
que
á
príncipi0s tle su reinado se había
m0s–
trado justo
y human<'>
C@Jil
los Cristiainos,
Jos confumdi6
mas tardre
e0n
los Judíos de
quienes coaeibió recelos;y
á
prinGipios
del
siglo tercero
(~0.2)
promulgó
la quinta
perse·
cución. Las
víctimas
más
ilustres
fue11-0
n
los mártires de
Lecn1,
entre los
que es
muy
célebre San. Irineo
Obisp0 de
esta ciudad:
discípul0
de
San Pelicarpo;
y
en
Cartago,
las dos jóvenes Santa Felicitas
y
Santa
Perpétua
que
fueron
en mGdelo
d~
constan–
cia
y
heroísmo.
Sextci
pe1·secucióu.-A
Ja
muerte
de
Sép·