P@R, MANUEL M. SALAZJ..R
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San Oirilo
y
Santa
Ágn~da.
Los princip-a–
les obispos faeron martiriza.dos 6 dester ra:–
dos;
y
á
la m_uerte de
S~n
Fa
bian la
Igle–
sia pasó por an interregno -de diez
y
seis
meses,
por
~er
imposible que
el clero ro·
mano
procediese
á
nueva
elección. Duran–
te esta cnrnl p.ersecución huyeTon al
d-e- .
~ierto
muchos cristianos entre los que es
el más célebre
San
Pabl(i) que dió el ejem.
plo
de
la vida
solitaria.
Octava persecnción.-A mediados del si–
glo tercero [2471 el Emperador Valeri'a.n.o,
á
instigación
del
egipcio .M.acriano,
dado
á
la magia, decretó la octava persecución.
Fueron
martirizados
en
ella:los
P.apas
San
Estéban
y
,San
Si
t@
l:iE,
San Lorenzo, diá–
cono de la
I glesi.a i'<))mana,
que
fué asado
en una parrilla,
y
el
céleore· San
Oi.priano
Obispo de
Ca rtago.
Novena persecución.-El
Emperador Au–
reliano que
á
principit>s de su
reina
o no
habia sido hostil
á
los Cristianos,ereyendo
más tarde halagar
al
pueblo
y
comp·lacer al
Senado, decretó,
á
fines
del
siglo
terc~ro
(275), la n0vena.persecación
que .no
fué
tan
general, ni sangrienta como
la.s
anteriores.
En
Rom~
fué martiriz.ado el J?apa San Fe–
lix
J,
y en
Pari~,
San Dionisio, fundad()f
.Y
Obispo
de esta Iglesia,
el presbítero
Rús–
tico
y
el diácono Eleuterio_. EJ sitio en que
fueron inmolados se lla.m6 l\It>nte de los
Mártires, nombre que' hasta
hoy
conserva
(Montmartre.)