G!N!RAL.
II
vínculo que
l~s
une ,
y
un printi pio comun
Siglo
que las concilia. Pues el hallar este
princi-
XVII.~
pio
era el problema que
B.1io
intentaba resol·
ver. Habia observado quando leia las obras
de San Agustin,
que
este Padre despues de
haber probado la
exi~tencia
,
Ó
por mejor
decir, la certidutnbre del pecado original,
y
des pues de h1ber descrito los efectos de
él
para demostrar contra los Pelagianos que la
naturaleza humana
fué
corrompida
y
adul~
terada,
y
que su estado presente no es ni
puede ser el en
que
Dios la
crió ,
vuelve
á
dexarse caer muchas veces sobre este punto
de doctrina ,
y
que halla en ella la solucion
de todas las dificultades que proponían los
sectarios de Pelagio; de ahí concluyó
Baio
que la rnutacion operada en
las facultades
oel alma humana por
el pecado de Adan
facilitaba la-solucion
de
todas las dificultades
que ha bian embarazado
á
los Teólogos
en
los
con1bates que tenian que dar
á
los
nue-
vos
hereges.
Ocupado de este pensamiento ,
crey6
Baio que para aclarar en toda su extension el
principio de San Agustin ,
y
sacar de
él
mas
Ventaja que este Padre había podido sacar
1
•
por
s1
mtsmo , no era menester mas que
no-
tar bien los carectéres propios
y
las diferen–
cias que distinguen los diversos estados por
los quales ha pasado la naturaleza
humana.
Es·