.
CENE1lAI..
j
eralt
propias !ebre un
gran
numtro
de ob- Siglo
jetos ,
y
particularmente sobre Ja predestina-
XVII.
cion ,
sobre la gracia
y
sobre la libertad.
Ya
dexan1os advertido, que los errores
de
Jos
Protestantes habian determinado !os Teó–
logos
á
vo
1
ver
sus estudios ,
y
su aplicacion
~cia
estas materias espinosas. Los autores
de
la reforma despreciando la tradicion ,
y
a
tri–
buyéndolo todo
á
la Escritura como
á
úni–
ca regla de la fe , no excluian ab)olutamen–
te de
su
Teología el testimonio de los an–
tiguos padres de la Iglesia ,
y
sobretodo
de
los que
vi
viéron en los quatro
Ó
cinco
si·
glos primeros, no porque defiriesen
á
su auto–
ridad, ni m-irasen sus escritos como canales
por
donde se babia transmitido la fe desde
los primeros tiempos
sin
vacío ni interrup–
cion hasta
los
Últimos ; sino solamente para
mostrar, quanto les era posible, que su doctri–
na no era del todo nueva ,
y
que no ha–
bian
dex~do
absQlutarnente los
exemplo~
de
la
antigüedad. Entre los antiguos Padres
aparentaban tener ·el mayor respeto
á
San
Agustín ,
cit~ndole
muchas veces ,
y
acumu–
lando pasages de sus escritos, para hacer ver
que este Doctor
tan
respetado ,
y
tan
digno
de
serlo, habia
pensado
como
ellos.
Creyó
Baio que para combatir
á
los
Protestant~s
con mas superioridad de la que se babia te–
nido hasta
entónces , era menester aplicarse
A4
á