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HISTORIA ECLESIASTICA
Siglo
to, habiendo vuelto
á
su pa-tria despue!
de
XVIL
la suspension del Concilio
en
1
55
2.
y
Yien–
do q uántos partidarios tenian estas
opinio–
nes, preguntáron suspirando
~qué
diablo
ha–
bia introducido estas novedades en su
es..
cuela durante su
ausencia~
Para detener
su
curso ,
y
oponer
á
Baio,
á
Hessels
y
á
sus
defensores una autoridad respetable , enviá..
ron
á
la facultad de Teología de París los
que
se habian declarado contra
su
doctrina
diez
y
ocho proposiciones extractadas de los
escritos ,
y
de
las
teses de Baio para
te•
ner el juicio doctrinal de esta compañk1
tan
célebre.
La
facultad respondió
á
los deseos
de los que
le
consultaban,
y
despues
de
una rnad ura deliberacion , sometió
á
la cen•
sura
los artÍculos
que
le
ha bian deferido.
Esta primera nota , impresa en la doc•
trina
de
Baio
y
de Juan Hessels , no los
in·
timídó , ni
aun
les
sirvió de obstáculo
pa–
ra que dexa5en de ir como Diputados al
Con•
cilio de Trento en calidad de Teólogos del
Rey
de España , quando
el
Papa
Pio
IV.
re–
sol
v
i6
continuarle.
Fuéron
á
éJ ,
y
aunque
las
disensione<;
que
sus
opiniones
habian exci•
tado
en la
Universidad de Lovaina no se
ignoraban ,
fuéron
recibidos con las demos·
trd c iones mas
li~onjeras
de estitnJcion. A su
vuelta
de~pues
de
la
conclu~on
del Conci
4
lio
en
I
56
4,
vol viéron
á
dogma
tizar;
Hes•
seis