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dio fácil de alcanzar el perdon de las culpas veniales, que tambien

llaman cotidianas, porque, segun el Espíritu Santo,

siete veces cae

EL JUSTO,

y

se levanta

(1). Efectivamente esta sentencia está

apoyada ese el mismo Evangelio, porque el soberano Maestro ense...;

ñaba ese modode orar á los Apostoles, que se hallaban en gracia; y

no solo quería, que pidiesen el pan

cotidíano~

el alimento necesario

para conservarla siempre, y no caer en la grave tentacion; sino que

los limpiase de aquel polvo, inevitable aun para los justos, que

abunda en la tierra· en que moraban, á fin de que fuesen perfectos,

como su Padre celestial es perfecto. No puede ser hijo de Dios el

que está en pecado mortal, ni alcanzar la perfeccion el que no está

primero en gracia. Por tanto

el justo

que debía decir-

Padre

nuestro, perdonanos nuestras culpas,

pedía el perdon de sus peca–

dos veniales. Las culpas leves no nos privan de la gracia de Dios,

y por esto no es necesario acudir al sacramento de la Penitencia

para limpiarnos de ellas. La divina misericordia ha querido., que

tambien por otros medios alcancemos el perdon de semejantes fal–

tas. Jesucristo atribuyó igual virtud al lavatorio de los pies, por

los afectos de humildad, gratitud y amor que debia excitar en sus

discípulos, pues contestó á S. Pedro, que le pedia le lavase de pies

á

cabeza :

El que esta lavado,

?w

necesita sino lavar los pies, pues,

está todo limpio. Y vosotros limpios estais, mas no todos : porque

sabia quien era el que le habia de traicionar

(2).

En

la exhibicion y exposicion de los hechos evangelicos, que aca–

bamos de consignar en este capitulo, verá e' lector imparcial la

mala fe del Dr. De Sanctis en presentarlos incompletos, y el so- ·

fisma en llevarlos á un terreno que no les corresponde. Su em–

peño era hacer desaparecer todo ministerio personal visible en la

reconciliacion del pecador con Dios, anular la mision del primer

Sacerdote de la nueva alianza

Cri~to-

Jesus, y el admirable poder

(!)Prov. c.

XXIV,

v. !6. -(2) San Agustín decía:

Delet omnino hmc oratioquoti–

diana peccata.

In

Inchirid.

cap.

v,

Item,

serm.ñ8 et

ñ9de Tempore;

et

Bonif.

lib.

l.