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- 8-

Gera

rrlo-.Yo

he recorrido la península espaúola

y

he Yisto

con sumtt satisfa.ccion sus numerosos y magníficos conventos

convertidos en cuarteles,

En

teatros, en fábricas y en otros edi–

ficios de utilidad pública; ya no es la nacion fanática

y

super–

ticiosa.

E liseo.-Confesad,

amigo, que os alegrais no de las glorias de

E spaúa sino de su ruina. Cuando los dcmu.gogos u.saltaron los

conventos, incendiándolos, robando y asesinando

á

los religio–

sos, cometieron la mayor inhumaniilad, que no cjecutarian por

cierto las salvajes de nuestras montañas, conculcaron el dere–

cho ele asociacion, atropellaron el derecho de propiedad

y

piso–

tearon la justicia: este es el horrible crímen que pesa sobre Es–

paüa, crímen que llenó de indignacion á todos los hombres hon–

rados, la Justicia divina anatematizó á la nacion fratricida,

y

desde el norte de América hasta el sm, resonó el grito do inde–

pendencia, rompiendo todas las relaciones con la antigua mt-tró–

poli. Desde entónces

la

E spaña ha ido de mal en peor. Los

revolucionarios do nuestros clias imitan todas las barbaridades

ele los de 1839, hacinando dos

y

tres comunidades de monjas,

usurpando sus bienes, dejándolas sin tener que comer, beber ni

vestir, padeciendo un prolongado martirio en medio ele todas las

privaciones

y

trabajos, y muriendo de necesidad.

Guillenno.-Mi

querido Gernrdo, creo, que ninguna ventaja

sacó E spaña en la regencia de Doña

Maifa

Cristina do Borbon,

al convertir los conventos en cuarteles, los cálices, custodias y

patonas en mouecb, y las campanas de los templos en cailonos.

He observado que en todas las naciones, cuando los gobiornot:J,

n respetan á Dios, ni á la roligion, tampoco los pueblos res–

petan

á

los gobiernos, y careciendo estos de la fuerza mora.l, se

rodean ele fncrza física, esto es ele la violencia, mantcniéi1dola

con exorbitantes impuestos que gravitan sobre el pueblo. Bien

dijo un Rey de España: mas quiero conventos de religiosos que

moralizon al pueblo con su ejemplo, con la preclicacion

y

cnsc–

üanza, que numerosos ejércitos que ocasionau á la nacion tantos

gastos, y que en la ociosidad de los cuarteles fomentan todos

los Yicios.

Gerarclo.-¿Pero

no son mas ociosos las frailes?

Eliseo.-¡Llamais ociosos á los frailes! ¡Ah! ellos civilizaron

el mundo, rompieron las ca.denas de la esclavitud, promovieron

la.s grandes obras por mectio del culto, conserva.ron las obras clá–

sica.s ele ln, ciencia.

a.~n

profana.; humanizaron y convirtieron

ii

nurstros indios, siempre ban sido los amigos del pueblo,los pa.llres

ele

hLs

artes

y

ciencias, aun que la. sociedad moderna desagrnclc–

citla desconozca lo beneficios que le viuieron por medio do las