![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0059.jpg)
[ 37 ]
bien
el
concepto e-quivocado de creer que se consulta
á la sede apostólica, cunsultanao al papa que la ocu–
pa; y la presuncion en fin de 'que el juicio solemne ·
del papa es lo mismo que el de la santa sede, sin em–
bargo de que la sede y el presidente, el gefe y la
iglesia hayan sido c.9nsiderados siempre como cosas
realmente distintas. Acostumbrados los cristianos
á–
la antigua práctica de los obispos, que nada hacían
sin consulta de su clero, no pararon desde luego su
atencion en la mudanza de disciplina que trajeron
tiempos posteriores, durante los cuales, como en el
presente, los sínodos provinciales cayeron en desu–
so, y hasta los diocesanos se han hecho extremada–
mente raros. No han reflexionado sobre la conduc–
ta de los obispos, que ya no consultan
á
su cl-ero,
despues que poseídos del gusto de
\á
dominacion
absoluta, muéhos de ellos aspiran á gobernar exclu–
sivamente la iglesia con ilimitado imperio. Este de–
sórden hn llegado en algunas diócesis al extremo de
que los obispos por úuica explicacion de sus proce–
deres han contestado
á
los curas, que son sus coope–
radores y consejeros natos : ''Yo s·oy árbitro: yo lo
mando:" respuesta arrogante, diametralmente con–
traria al espíritu eclesiástico, á los preceptos de san
·Pedro, y al del mismo Jesucristo. Este divino maes–
trq prohibió severamente al clero semejante domi –
nacion, habiendo fund.ado el gobierno de los obispos,
no tan solo en la humildad y mansedumbre, virtudes
practicables tambien por los príncipes del siglo, sino
sobre una direccion propia y especialmente caracte–
rística de su gobierno esp iritual, que consiste en pe–
dir consejo á los hermanos, y en darse mútua razon
de cuanto
~e
obra y se
ma~da,
.para que todo proce–
da con candad, segun la c1encJa, y por medio de la •
persuasion, alma del reino de Jesucristo.; es decir,
de su i,glesia, á diii>tincion de la sinagoga, que era
conduc1da como esclava. Por esto dijo Jesucristo
á
3
*