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iglesias matrices, originarias y apostóli cas,
y
con es–
peciali~ad
á
la mas insigne y distinguida de todas,
fundada por la cabeza del colegio apostólico, y coiJSa–
grada por la sangre de los gloriosos apóstoles san
Pedro y san .Pablo. Por esto Tertu liano remite siem–
pre
á
las iglesias apostólicas
y
particularmente
á
la de Roma, para reconocer la tradicion. -A mas de
la antigüedad y esplendor de su orígen, tiene esta
iglesia una celeb rid ad que la distingue de las otras;
celebrid ad pwveniente de la serie de pontííices ilus–
tres por su doctrina y santidad, que forman · su ma&
precioso y singular ornamento. La fidelidad con que
ha procurarlo siempre conservar la tradicion apos–
tólica, constituye tambien una presuncion favorable
de que nunca degenerará de la fé de sus mayores.
En esta piadosa creencia confirmada por los hechos
acudieron siempre
á-
la iglesia romana las demas; y
nuestros padres prodigaron. mil elogios á la •sede
apostólica por las decisiones luminosas que de ella
emanaban, y por su esmerado celo en conservar in–
tacto e l depósito de la antigua doctrina. Por esta ra–
zon enseñaba san Ireneo que se debia acudir
á'
la
iglesia de R0ma, "donde siemp re se ha conservad0
la tradicion que viene de los apóstoles .(])." Per0 es–
te santo doctor da otra razQn de la necesidad dé
acudir
á
ell a, que viene .mas
á
cuento de nuestt•o
propósito, por cuanto se dedu<'.e del ·primado que
tiene en toda la extension de J'a iglesia: " Es nece–
sario, dice, que todas las iglesias, esto es, todos. los
fieles de las diversas partes del mundo se unan
á
la
de Roma, por razon de su .primado principal, ó como
leen otros)
superior(~)."
Yo he advertido antes, que
(1) In qua semper ab his, qui sunt
undiq~e,
conservata cst ea,
qure est
ao
Apostolis traditio.
(2) Ad hanc ecclesiam, propter petcntiorem
('ó
segun otros,
¡>o–
tiorem)
principalitatem necessc eSt ornnem convflnire ecclesiam ;
hoc est, omnes, qui sunt undique fideles.