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no hacia á los obispos vicarios suyos, sino que concurría con

ellos en sus io·lesias, le exij iriamos la razon para fundar el

derecho ele

c'/lncurrencia,

c¡ue suponia ·probarlo el título d e

Obispo universal, y salvado el inconveniente de que hubie–

ra en cada Iglesia dos obisp os; el e todo lo cua l h emos h a·

blado anteri ormente. Pero r¡osotros miramos por otro asp ec·

to la pretendida concurrencia, y discurrimos así: cua nd o el

superior concune en prese ncia de sus subalternos, y dispo–

n e y ej ecuta algo en los casos d e su voluntad, los subalter–

nos se recatan en adela nte para qbrar, observa n, aguardan;

y

si el superior ha practicado ''arios actos, y corrido tiempo

e n la obsern1ncia de esta práctica, no se atreven, temen,

y

se abstienen; por do nde la concurrencia viene á convertirse

e n esclusion. Tal es la ín dole del corazon humano en toda

clase el e materins y de personas. S i en asuntos civiles

el

obrar d e los Pa pa s, á presencia de los Reyes y por sn indul–

gencia, hi zo olvidar, andando el tiempo, el oríjcn del poder,

l1asta b aj arl o del cielo, ¡qué ser á concurrir con subalternos

en materias espirituales, y co nocidamente eclesiásticas! La

Curia eclesiástica de P arls se hallaba conoc iend o en la nu–

lidad del matrimonio de N apoleon con Josefina; pero los

Card enales tnirar0n tal' procedim iento como contrario

á

los

derecho; el e la Santa Sede, y se abstuvieron de asistir á la

ceremonia del casamien to d el Emperador con María Luisa.

Por este ejemplo podemos formár juicio- de otros mas, y d e.

' las consecuenci as qu e era capaz de d educir el Obispo uni–

versal, que cada dia fi guraba mas que los obispos ante los

pueblos y lo s r eyes.

9.

El Obispado universal del Papa está conexo con su p re–

tendida monarquia.

La porfía curialística d e hacer al Papa Obispo univúsal,

está ligada ín timame nte con la otra p0rfía d e monarquizar

la I glesia. Abí es tá en prueba, e¡ue el Cardena l Belarmino

emplea mu ch os capítulos para convencer la monarquía d e

San Pedro, con los propios pasaj es del evangelio d e c¡ue se

vale el P. Pen one en favor del Obispado

un i v~rsal.

N o

les

basta á los de la C.uria que el Papa sea P rimado; Monarca

lo desean; y no como quiera, sino absoluto, que todo lo pue–

da, y

en todas partes.

Por eso, el monje i\'Iauro Ca ppe!lari