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hros sagrados
ó
en los cá nones : conforme á es tas reg.las
daban sus resp uestas,
y
si añadian sus OrdeÍ1es, era para que
se cumplieran los
críno11es:
S írícío h a dejado al caso solem–
nes documentos.
1-.
Y
los del siglo
~í.''
Contestand o Inocenc ia I,
á
va rios obispos, buscaba los
fund amentos en los
canvnes,
en las
dqfiniciones de los mayo–
•·es,
en las
constituciones de los pach·es.
Celestino y Zósímo
díj eron-"q ue nos gobiernen las reglas, y no nosotros á e llas:
sujetcmonos á los cánones, los que observamos sus p recep–
tos. N i la autoridad de la Santa Sede puede conceder ó .
mudar cosa a lg una contra los es tatutos de los
1
pach·es."
San Leon ha dej ado e ntre otras la sentencia síg uíente–
" los santos
y
venerables padres de N ícea dieron cánones,
qu e han de durar has ta el fin del mundo, y cua nto se h aga en
contra es írrito y nulo. M is escritos acreditan la reverencia
de-la Sede apostólica á esos cánqnes inspíra<los por D ios."
E l Papa Gelasío se daba por ofendido, de que alguien le
creyera capaz de proceder contra los ciinones, y así deCía–
"ningun cristiano ignora, que nadie debe ser tnas observan –
le
d e lo establecido en los Concilios, que la primera Sede."
Así se espresaban estos Papas d,el sig lo
5.
0
5.
Los
Papa8
de
ese siglo
tomm·on pm·te en la
d~fensa
de
Italia.
En lances apurad os e ran los papas el recurso p0deroso,
y
muchas veces feliz, d e Roma y otras ciud ades de Italia.
C uando A larico, rei de los godos, amenazó
á
Roma, la últi–
ma esperanza de los roma nos estuvo en el Pa pa Inoeencío,
á quien enviaron con otros legados cerca d e A lar íco: la
le–
gacíon fué ínfmctuosa; pero la caridad d el Pontífice no
perdió nada de
su valor. A l acerca rse á Roma Ati la, rei
de los Hnnos,
el.Pa.paSa n L eon, acompañado de dos sena–
dores, le salió
a l encuentro, y le dijo así-"g ran reí; el sena–
do
y
puebl o romano, vencedor d el mundo en o! ros tiempos,
me eiw ian á implorar humildemente vuestra clemencia. D e
todos los acontecimien tos que han ilust rado vues tro reinado,
el mas glorioso y memorabl e, es el de ver hum illado <lelat¡-