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-354~

J'5. Rio VII

!J

Gregario XVI, emplem·on su autoridwl'

contm el tn:íjico de los neg•·os.

Pío

V II interpuso con celo sus buenos oficios cerca de

los hombres poderosos, para hacer cesar enteramente el

tráfico de negros e ntre los cristianos. Gregorio XVI es–

pidió una bula el s -de Novien.bre de 1839 reprobando el

comercio de negros,

y

en ella dice, que "un gran número de

sus predecesores reprobn rou igu.tlmente la conducta de los

q ue tal hacian, y ampararon á los in d ios. "Amonestamos,

decia, á todos los fie les,

y

les r ogamos encarecidamente, que

11inguno se atreva

á

vejar injustame nte á los

indi os~

á

los

negros, ni

á

otros hombres,

á

despojarlos de sus bienes, ó

reducirl os á esclavitud,

ó

prestar auxilio

á

los que ejerzan

ese tráfico in humano...... Proh ibimos sostener como lícito

el comercio de negros.

16.

Rasgos de Pio I X al principio de su Pontificado.

En 16 de Juli o de 184-6 espidió un decreto de amnistía

para todos los delitos políticos. Cuando el Tíber salió de

madre, y anegó la parte baja de la ciudad, Pio IX envió ví–

veres

y

dinero, y nombró una comision que a briese sus–

cripciones para socorrer

á

los anegados, poniendo su nom–

bre al frent e de la

lista-Dc~eand o

correjir una mala cos–

tumbre del pu eblo romano- la blasfem ia, se presentó ines–

p eradamente en la

Tgl e~ia

el e 'San A ndres,

y

dirijió

d~sde

el púlpito la pabbra

á

un numeroso >iuditorio.

M~jico

fu é

el efecto que produj eron sus palabras-Cada dia iba cre–

ciendo la influencia mora l del nuevo Pontífice sobre las po·

blaciones de sus E"tados;

y

las ciudades de Narni

y

de

Terni, largo tiempo dividid as por la enemistad, se reconci·

li~tron

sin ceramen te-La fa ma de Pio IX atraveso las fron- ,

teras de Italia,

y

escitó la admiracion de los pueblos y de

los reyes,

y

ha sta la subl ime P uerta le envió un embaja–

dor- E l Cardenal encarga do de rec ibi r los memoriales, no

dió curso al de un a señora necesitada. Súpolo el Pontífice,

y vestido de clérigo,

y

acompaí'íad o de "" familiar se dirijió

á

la casa,

y

ju.Pgó por sí mismo de la ang ustiada situacion

de una famil ia

en

otro tiempo Ppulentn. El Cardenal fu é