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23.

Fomentar las órde1ies regula·res.

Recuerden nuestros lectores la sentencia d el Cardenal

Palavicini-"los regulares

sostienen

la autoridad del Papa,

y

la mon arquía eclesiástica necesita de ell os para conser–

varse." Recuerden tambien la del experimentado escritor,

q ue dijo asi-"cada fam ilia regular es un a espada, cuyo pu–

i'ío está en el Vaticano."

24•.

Entromete,·se en todo para domi·nm·lo todo.

La Curia romana se pone al lado de la religion, para mez–

clar sus curia lísticas r eglas con las cristianas y salud ables

del Evangelio,

y

educar a l homb•·e. E lla le pone en la ma–

no los libi·os que d eba ó pueda leer, y le arranca los que no

son de su ag rado; le cond uce á una so ledad espantosa,. d on–

ele le llena de terror, y le pone el freno de la servidumbre.

La Curia in tíma órdenes e n el sagrado doméstico, prescribe

un réjimen, rej istra los manj ares,

y

hasta se pone en ace–

cho del tálamo nupcial. El sirviente pued e resis tirse

á

los

mandatos d el sei'íor de la casa, el hij o al padre,

y

la esp osa

sabe que su marido no es la prime•·a antorid ad de la fami–

lia; sino qu e todos tienen afu e ra un superior invisible, que

sacrifica el órden doméstico

á

una fa lsa devocion ...... .La

Curia man eja al hombre, como si fuera niño toda la vida,

y

la muerte no le sirve de obstáculo. Asi la Curia se apode–

ra del h ombre todo entero, de su alma, de su cuerp o, d e ·

su reputacion,

y

hasta de la fama póstuma.

~5.

l-Iacerse sorda

á

los argumentos

y

recon'vcnciones.

Preguntad

á

la Curia, cual es el fund amento d e esta ó

aquell~

de sus pretensiones. O s alegarít textos y racioci–

nios.

H aced le ver, que los textos tienen otro sentida, y

dad con'testacion

á

los raciecinios: ¿qué ha rá? r epetir los

textos y ios raciocinios.

Y

si la recon venís por

3US

abu–

sos, sus escándalos, su amor á los in tereses

t~mpora les,

su

tenacidad

y

obstinacion, la Curia no oye, no mira, y prosi-

gue sorda y ciega en su carrera.

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