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~0.
Quejaru
!/
lamentarse, cuando se ataran sus p •·oten–
:nones .
..\.unque las lágrimas no convencen , mueYen
á
la plebe
cri liana,
á
cuyo j uicio, sus pastores no se quejarían contra
los gobiemos, que tienen el atreYim iento de disputarl es de–
rechos, si sus q uejas estuYÍPran destituidas de razo n.
~ l.
D eclaTrw por dogmas las p•·etensioues.
Sembradas están nuestras disertaciones de las pruebas
que acrediten lo que decimos,
y
en esta misma hemos recor–
dado algunas,
á
propósito ele canonizaciones.
Si la Curia
no puede hablar
á
nombre propio, sino de la Iglesia roma–
na,
y
de la Santa Sede, tampoco puede ni le conviene ha- ·
blar en su idioma, que por sí solo
b
daría
á
conocer pa ra
desacreditarla ,
y
tiene que emplear el de la R eligion, lla–
mand o dogmas,
y
d octrina cristiana las d octrinas de su es–
cuela; con lo que atrae, aunque engañando,
á
la j ente sen–
cilla. Tan convenido estaba el docto Luis Vives de esta
manía curialística, que hablando de los que la padecían, no
d udó decir, que " les basta ba que alg una cosa no fuese de
las que ellos sabían, pa ra que la
desechas~''
y
menosprecia–
sen como delirio,
y
la reputasen por
!teretica,
cuando se
apartaba de los sistemas de su escuela."
1
~?.
Apoderarse de la educaciou i:te la juventud.
B ien sabe la Curia lo que hace, cuando esto ,intenta, co–
mo uno de los med ios mas efi caces,
y
quizá el primero, para
llegar al logro de sus p1·etensiones.
Cua l>g ui,era que sea la
fo rma ó el sistema de go biern;>, en gue ella tenga juventud
á
su disposicíon, ell a le enseñará sus máximas, desfigurán-
, dalas, relajándolas artifi ciosamente, para aprovechar las
oportunidades en g ue descubran su sentido propio, con
mengua de los d erechos de las Naciones,
y
en contraposi–
cion al espí ritu de progreso
y
libertad. La Cmí a sabe lo
que hace,
cnanrlo
se
apod era
de la jn l'rntnrl,