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sion
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y
última, el Ca rd enal Umbaluo, por mandato del
Papa
y
del Concilio, dij o en alta voz-"Señores, id os en
paz;
y
todos respo ndieron, Amen."
Disuelto
ya el Concilio,
hicieron presente los E mbajadores d el Rei de Polonia, que
"como cierto libro de Fra i Jua n Fe lkemberg .conten ia erro–
res
y
herejías,
.Y
lo habían condenado por heré tico los comi–
sion ados e n las causas de fé,
y
los d e diferentes naciones en
el Concilio,
y
a un el colejio de ca1·denales, pedia que lo
fuese tambie.n en una sesion pública por el sagrado Conci–
lio antes de que disolviese." E l Papa respondió, q ue "que–
r ia ob•ervar cuanto el
Concili~
hubiese d eterminado, con–
cluido
y
decretado conciliarmente en materias de fé;
y
que
asi aprobaba
y
ratifi caba cuanto se hubiese hecho conci–
liarme nte,
,y
no en otra forma." La 1·elacion que acabamos
de hace
r es suficien te, para dej a r sin sentido el a rg umento,
que ta n
ufa.na, aunque tmcidaroente, pusieron los de
la
Curia.
Les queda
á
los curialistas el ú ltimo recurso de decir,
que la superioridnd del Concilio s0bre el Papa, conforme
á
los d ecretos del Constancie nse, solo tiene lugar en los ca–
sos d e cisma, ó d e Papa dudoso. Para oonocet·
las in ten–
ciones de los padres, que declara ron la superioTidad del
Concilio sobre el Papa, no hai mas que con.iderar las cir–
cun; tancias
y
los antecedentes de la época,
y
en.tonces se
Yerá la razon c011 que dijimos poco hace, que reconocer
autoridad para el caso de cisma, era suponer en el Concilio
un p.rincip io ca paz de obrar en
las oportunidades,
y
d e
a.plic;tr en e llas
la
virtud <]Ue se lntbiese menester.
Quien lea las sesiones de l Concil io de Constancia , se pe–
netrará ele la exact itud de esta asercion. E l Concilio man–
da que el Romano Pontífice convoque
á
los cinco años un
Concilio general, cl espues ot t·o
á
los siete,
y
en lo sucesivo
ea.dadiez años: <] Ue no pueda por
sí
•olo hacex mudanza
d el luga r p'ara que hizo la convocatoria, sin
tener e l con–
seatimi euto d e los car.denales: que elebe jurar despues de
s u aleecion, segun la fórmula prescripta por el Concilio; asi
como debia conformarse
á
las reglas, dadas por él t.tmbien,
en la traslacion de. los obispos. No olviden nuestros lecto–
res, que el Conci lio Constanciense ju.zgó,
y
dcpm o a l P apa
Juan
XXIII,
y
no por cismático, sino por much edumbre de
e rímencs que le fueron probad os,
y
ci1tre ellos la óimonia,
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