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-BIO-

J'a di lapidacion de los

bien.es

elesiásticos, la opresion de los

pobres, su vida impúd ica, escand alosa, incorrejible, repu–

t.ándole por indigno, y privándole por eso del papado. La

simple relacion de estos sucesos vale mas que las sutilezas

y esplicaciones de los curialistas.

63.-6a.

pn1.eba, tomnda del Concilio de

~asitea.

Conforme á lo dispuesto en el Concilio Constanciense, fu é

convocado

á

los siete años, despues del Concilio de Sena,

el de Basilea, que fué presidido por el Cardenal J ulia n, L e–

gado pontificio; mas á poco de la instalacion, públicó Euje–

nio IV una bul a para disolverlo. E l Legado le escribio con

toda libertad, suplicándole que oyes e con paciencia las re–

flexiones que iba á hacerle. E l analista R.ainaldo, adicto á

Eujenio y adverso al Concilio, llama

gTa·visimas

las re·

flexiones del Card enal, E l Concilio no se dió por disuelto;

declaró que se hallaba lejítimamente congregado; repitió y

confi rmó los decretos del Concilio Constanciense acerca de

la superiorid ad del Concilio sobre el

Pap~;

y

amonestó y

requirió al Papa E uj enio , para

q.ue

de hecho revocase la

disolucion, que solo de hecho había pod ido 01·denar, y lo

hiciese saber á todas las partes del mundo, viniendo él al

Concilio dentro de tres meses, o enviando Legados con

plenos podé•·es; porque de otra suerte, procedería confot'me

á derecho divino y humano, para proveer

á

las necesidades

de la Iglesia. Los promotores del Concilio acusaron de

contumacia á E uj enio, por no haber revocado su bula, ni

comparecido por sí ó por procuradores. Repetidas veces se

le concedieron plazos al Papa por intercesion del E mpera–

dor; y por empeño de este, y de otros principes cristianos,

y

en vjsta de las cireunst.ancius, tuvo al fin q ue ceder E uje–

nio, revocando sus bulas, sometiéndose enteramente á lo

que dispusiera el Concil io, y aun adoptando las fórmulas de

proced imiento que le prescribiera. Declaraba el Papa, que

"el Concilio general de Basilea había empezado lejítima·

mén~e,

y continuado de la misma manera hasta el presente,

'como si no hubiese habido disol ucion, la.que fue irrita

y

sin

efecto." E l Concilio dechró de su parte, que "el Papa E u·

jenio había sati sfecho plenamente

á

la monicion, citacion y

requisitoria del Concil io." Este y el P apa prosiguieron tran-