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Belarm ino, " la cuestion d e la s uperioridad d el ·Papa dura

a un entre católicos." De nuestra parte aleguemos pruebas

contre la doctrina curialística.

E l Papa Vigi lio nos presenta el primer ej emplo, d e que

ya tienen conocimiento nuestros lcctot·es. Sa ben que d es–

pues d e haberse resistido á concurrit· al

5.

e Concilio gene:

ral, y dP. ha ber emi tid o

Sll

juicio, tuvo que ced et· al fin á lo

que d efiniera el Cancilio: ¿no era esto reconocer su supe–

rioridad?

Han visto tambien nuestros lectores, cual fu é el proce–

dimiento del 6. e Conci lio general contra la conducta ob–

sen ·ada por el Papa H onorio en la causa d e los monoteli–

tas; ó quó'.condenó el Concilio

las epístolas d el Papa, por

creerlas contr arias á los dogmas católicos

y

á las definicio–

nes de los concilios, y concluyó anatematizando su memo–

ria: ¿no era esta una prueba d e superioridad?

59.-2a.

p,-ueba: el Papa puede se,. juzgado por el Concilio.

La Curia proclama entre sus máximas la siguiente-"la

p rimera Sede no puede ser juzgada por nadie." Adviertan

a hora nuestros lectores

1

que ella fu é

tomada d el Concilio

de Sinuesa, cuya falsedad d emuestran los erú ditos, en cu–

yo número está el padre Pag.i con tra Baronio, que retrac–

tára su primera sentencia . Igual máxima se halla en ' el

supuesto Concilio d e R oma en tiempo d e ,S isto III.

E n contraposicion de esta absurda y a pócrifa sentencia,

pongamos la auténtica de los Papas A driano II é lnocencio

III que cada cua l dij o en su vez-"el Romano

Pontífi.ce

puede ser juzgado en causa d e herej ía." A demas

, el últi–

mo de los citados Pontífices importu nado por el Rei de

F rancia, para que pronunciase su divorcio, le dijo en contes–

tacion, que "si algo determinara en el pa r tieular, sin la

d eliberacion de un Concili o genera l, quizá hab!·ia peligro

de perder su órden." N uestros lectores no tardarán en

desig nar el tribunal que baria perder a l Papa lnocencio su

dig nidad, e n el caso de conceder por sí solo el divorcio que

se le pedía. Hagamos valer contra la Curia una g losa d el

derecho canónico, donde se dice, que "el Papa puede ser

acusado por todos los delitos, que siendo notorios, escan–

dalizan

á

la I glesia

haciénd o~e

incorrejible. " Tampoco tar-