-12-
no
á
ser rey,
y
por lo n1ismo continuó desempeñan–
do las funciones sacerdotales en virtud de que no ha–
bia ley que se lo prohibiese. ¿Pero
á
qué conjeturas
sobre el hecho de un hombre, á quien la EsGritura
introduce derepente, sin decir nada de su padre, de
su madre, 'de su genealogía, ni del tiempo de
su
na–
cimiento, ni del de su muerte, pues corno dice
S.
Pa–
blo,(Heb.
7,
v.
3)
debía ser una figura muy expresa de
Jesucristo?
CAPlTULO lt
Separacion de las dos Potestades.
Consideraremos este hecho
19
respecto del pue–
blo Hebreo y
2?
respecto de las demas naciones.
ARTICUl.O I.-EN EL PUEBLO HEBREO.
La ley ele
Moy~es
la ordenó del modo mas forma
f.
Del capítulo
28
del Exodo co-nsta que Dios señaló
_por sus nombres para Sacerdotes á Aaron y á sus cua–
tro hijos:
'llt
sacerdotio fungantur.
Si se leen los
ca~
pítulos
29,
v.
44; 30,
v.
3;
y
35,
v.
19,
se encontrará
que están · repetidas allí respecto de los nombrados
Aaron y sus hijos esas mismas expresiones:
ut sacer–
datioJungf!Jntur.
Y en el capitulo 3
J,
v.
1
Ose verá que
de
los misnws dice Dios, que usarán de las vestiduras
sagradas;
'ltt
fungantur ciflicio suo in sacriS'.
En el libro
del Levítico se señalan todas las especies de!
sacrifi~cios que debían ofrecerse, y de todos ellos se·señala
tambien por único oferente el Sacerdote, como puede
verse en ·los capítulos· 1, v.
11
y
15; "l 2, v. 2; el3,
v~
8, 11.:13
y
16;
el 4, v.
25
y3~; el5~
v.
6y
7.
Sien~