aconsejándose con personas sanas y sábias mas afectas
á
los dere...
chos de la Soberanía , los quales se tratan con muy poco
deco~
ro en estas Cartas , y no se vén pruebas que disculpen un
méto~
do tan contrario
á
la subordinacion , que se debe
á
la autoridad
pública , y
á
la moderacion y urbanidad, con que conviene tra–
tar los negocios, aun entre personas de condicion inferior. Don•
de reside la ira y la aversion , es incompatible la sinceridad qi la
moderacion. Reprima sus incemivas el Obispo; vuelva á releer
'd d
e
'l
.
1
r
con mas serem a
sus
arras, y e m1smo conocera a que exce-
sos no conduce la preocupacion en estas materias.
¿~iere
hacer–
no~
persuadir , que para ser un Prelado digno , sea medio insul..
tar con avilantez á los que gobiernan? Facil sería desempeñar
un puesto, cuya prenda relevante consistiese , en lisonjear su
amor propio.
9
59
La
oportunidad,
en que esto se divulg6, no podia set
peor. El Pueblo se hallaba conmovido en muchas partes; y no
era la Ciudad de Cuenca la mas quiera. Allí pudo el R.
Obisp~
haber empleado toda la vehemencia de sus discursos , para con–
tener aquellos miserables plebeyos, que gritaron en
el
tumulto;
maltrataron injustamente las casas del Depositario del Pósito
D.
Pedro de la Hiruela ; y se atraxeron
el
castigo _executado en
las cabezas
d~
motin conforme á la templada Executoria del
.Consejo, pronunciada en aquella causa; obligando á los Jue–
ces
á
que diesen los abastos
á
un vil precio con pérdida
inmens~
de los caudales comunes.
,
9 6
o
Ent6nces sí que. un Prelado zeloso , dejándose ver
ert
el
público podia proteger al Pueblo inocente contra los tumul–
tuantes fanáticos, que habian puesto en estado de ludibrio y es–
carnio las Justicias, que en nombre del Rey regian aquella CiuN
'dad , obligándolas á su antojo
á
quanto su capricho les dictaba. ,
Nada de esto se vió en el discurso de aquel motin , cuyos suce–
sos constan menudamente al Consejo.
9 6
1
Todos los esfuerzos del
R.
Obispo se encaminaron:
en aquella coyuntura
á
solicitar el indulto de los amotinados;
conspirando su Tribunal Eclesiástico á la impunidad por medio
de .una inmunidad fria y figurada á favor de uno de los princi-–
pales reos visibles , que comovieron á
lo~
demás.
9 6
2.
e
~e
mucho que en aquella Ciudad se maltratase
tanto la Justicia y
el
respeto
á
la Soberanía,
á
vista de una indis–
posicion tan declarada contra las Regalías de la Corona y subor–
dinacion al ministerio, qual se lee en las Cartas del Obispo de
Cuen-