el
Clero ÓIglesias pagasen dos millones
y
medio ántes de la ad–
Ininistracion , ni que haya crecido
el
producto de esta Gracia
con exceso al espíritu y valor de la primera Concordia , que se
há continuado; ni que
el
rendimiento líquido y efectivo del
dia grave
á
el Clero en los once millones
y
mas, que pagan los
Arrendadores.
440
El Clero ántes de la administracion concordó con va–
riedad. En las Provincias de Castilla y Leon concordaron el Es–
cusado los Cabildos , ya unidos con
el
de Toledo, y ya sepa–
rándose algunos , que se unieron con el de Sevilla , formando
di versas Concordias.
441
Es cieno , que de uno .
Ú
otro modo , nunca pacta–
ron estos Cabildos pagar por
el
Escusado mas que
2.
5
og duca–
dos en cada año ; y así solo se puede decir , que las Iglesias de
Castilla contribuían únicamente con dos millones y medio , co–
mo afirma el
R.
Obispo ; pero como en estos contratos no se
co.mprendian las Iglesias de la Corona de Aragon, que hadan
sus Concordias separadas, y pagaban otras sumas, dividiéndose
en Provincias Cesaraugustana y Tarraconense , es visto que el
producro del Escusado no era solo de dos millones
y
medio en
lo universal de España, que
~s
por lo que de presente pagan los
Arrendatarios mas de once millones.
44
2.
Pero se há de reflexionar , que la primera Concordia,
en que se pactÓ el pago de los
2.
509 ducados, que se hán con–
tinuado despues , con las modificaciones que se dirán , se hizo
en
1
57
2. ,
y se aprobó por la Santidad de Gregorio XIII en 4
de Enero de
1
57
3.
Es muy necesario combinar las circunstan–
cias de aquel tiempo con el presente , para sacar consecuencias
sólidas
y
legítimas.
·
44 3
La estimacion del dinero en
el
año de
1
57
2.
era mu–
cho mayor que ahora;
y
se puede afirmar sin hypérbole, que
los
1
5
og ducados de la primer Concordia eran para
el
Rey tan-.
toó mas, que lo que actualmente recibe del Clero de Castilla.
~ien
tenga algun conocimiento de nuestro gobierno, Leyes,
costumbres
y
comercio en los tres últimos siglos , cqnfesará pre–
cisamen te ser evidente la proposicion.
444
Los intereses del dinero son un barómetro, cuya ba–
xa
ó
subida demuestra la estimacion legítima de
la
moneda , su
valor , ó envilecimiento. Baxa precisamente
el
rédito de una
alhaja, si ella
se
deteriora
ó
envilece. Mas vale lo que mas pro–
duce
y
por
el
contrario. Estos son axiomas ;
y
así no es me-
nes-