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88

de

1

7

6

5 , exponiendo resultaba probado

el

exceso del Fiscal de

Vara de llebar la espada desenvainada ,

y

la resistencia

á

la Jus–

ticia ,

y

la tolerancia del Corregidor de haberle visto usar de la

·espada desenvainada en otras ocasiones; por tanto conden6 .á.

ambos en las costas por mirad ,

y

apercibi6 al Fiscal de Vara se ar..

realase á. las Reales Pragmáticas en

el

uso de armas,

y

obedecie_se

lo~

mandaros judiciales sin causar alborotos con sus respuestas• .

36

5

Esta sentencia se consultó con los Autos originales al

Consejo , donde vistos , con lo expuesto sobre ellos por

el

Sr.

Fiscal , se revoc6 en la parte de condenacion de costas , que le

ponia al Corregidor de

Uciel :

se conden6 en rodas al Fiscal de

Vara;

y

en lo demas se confirm6 ,

y

mandó se escribiese al R .–

Obispo de Cuenca, para que tomase la providencia conveniente

con

el

Cura, por su mal fundada queja contra.

el

Corregidor,

<;:on la que

se

habían causado muchas costas

é

inquietudes.

3

6 6

Esta carta se escribió al R. Obispo en

9

de Setiembre

de

17

6

5.

36

7

Tambien resulta de un testimonio remitido por

el

R. Piez. 5.

fol.

2.

1 •

Obispo

,

y

de los Autos que acabo de sentar en los números

antecedentes, que en

3

de Junio de

1

7

6

5 , estando el mismo

Corregidor de U

riel

en las cercanías de aquella Villa con Josef

Alisan Escribano numerario de ella ,

y

con un Ministro , vieron

un hombre , que iba con unas alforjas al hombro;

y

pregun-

tándole

el

Escribano , que de donde venía; respondi6 , que de

la Aldea de

Fuente

~bles

;

y

pasando su camino como veinte

pasos, dixo el Escribano al Corregidor:

Este parece el propio que

el Vicario

en1Jió

á

Cuenca

;

por lo que dando órden para que se le

llamase, volvi6

á

su presencia;

y

preguntado por

el

Corregidor,

que de donde venía; respondi6 sorprendido

y

algo inmutado,

que de la Aldea de las Cuebas: que reconvenido con motivo de

esta variedad ; respondi6 , que

á

la verdad venía de Cuenca con

un pliego del R. Obispo para

el

Vicario.

3

6

8

~e

lo

reconociero~1

, le hallaron la carta para el Vi–

cario ,

y

así por la sospecha de su turbacion

y

variedad , como

por venir la carta sin la formalidad prevenida en

el

cap.

2.

de la

Ordenanza de Correos

,

se le mand6 presentar en la cárcel , donde

se le esrrech6, poniéndole en un calabozo con grillos, porque

no quiso concluir ni firmar una declaracion que

se

le rom6,

y

se le puso

la

multa de un ducado ,

y

una peseta para el Carcele–

ro , q ue se escusó pagar por ser pobre : Q!e el Corregidor en·

vió

el

dia siguiente la carta al Vicario ,

y

no quiso

recibirl<~.

Q!e