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ta esa contcstacion, en la que confiaba S.
E.
que siquie·
ra se part!ciparia que no se remitían Jos documentos,
ya que no el designio de proceder de hecho al Jubileo.
Sin embargo, S. E. trabajó sin cesar por impedir que a
í
se prescindiera de su autoridad;
y
en la vispera del J u–
bileo, á las 10 de la noche, me ordenó dirigirme
á
US.
I.
manifestándole los rumores que circnlaban
r
asegurán·
dolo que le eran increib_les. Nada contestó US.
I.
al si–
guiente dia en la mañana, sino que, despues de llevado
á
efecto
e~e
designio, expuso ser infundados Jos rumores.
No obstante de haber US. I, puesto término, de hecho, á
1a
cuestion, S. E. me ordenó dirigirle otro oficio, expli–
cando el anterior
y
extrañando que con una contestacion
pendiente se hubiese procedido, pero ya sin exigirla, pues
era innecesaria, una vez consumado el hecho, cuy¡¡, legali·
dad se disputaba. Y
para exper!ir su resolucioo. cu–
yo tiempo hábil era el mismo día 8, dejó trascurrir cua–
tro días mas á fin de alejar toda idea ele imprcsion actual.
Mas todo esto no ha bastado para que la festinacion
se atribuya al Gobierno, que con dolor la contemplaba
no solo en el modo de verificar la apertura del J ubilco,
sin }a publicacion preceptuada para el 2,
y
con cuya sus–
pension se halagó el Gobiemo, sino con la impresion,
circulacion y la re:nision de documentos al Norto y Sur
de la República, ántes de aquella palabra que US.
I.
no
podrá >erjamas contradicha por los que la emitieron.
Si US.
I.
con su V. Cabildo y todos los buenos cató.
licos, deploran la resolucion y las medidas tomadas, S. E
y
su Gabinete se unen á ellos para deplorar, mas todavía,
que el vivo deseo de publicar y circular la Encíclica
Quanta
c.u~·a
y el
Sillabus
anexo, que el año pasado pro–
dujeron en todo el mundo, dificultades masó menos sé–
rias haya, quizá sin motivo,
y
ciertamente sin fundado
motivo, cansando la serie de hechos, que por falta de una