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las cuales no estima1nos conveniente que la sepa–
racion de la Iglesia y del Estado se lleve
á
cabo
precipitadamente, ó lo que e" lo nüsn1o
e impro–
yise.
lflsta separacion, segun la historia lo de'11uest.ra,
solo se ha podido implantar, en la 1nayoría de los
casos, bajo el ünperio de circunstancias verdadera–
Inente excepcionales:
ó
bíen por los Estados nuevos
al echar los cimientos de
su
organizacion políticaj
ó
bien al amparo de situaciones masó n1enos violentas.
Los Estados Unidos
·ae
Norte América constituyen
un ejen1plo del primer caso; los Estados Unidos
ele Colombia y
~féjico
son ejemplos del
~egu.ndo.
En los Rstados
U
nidos de Colombia la reforma fné
el
result~do
d.
e una 1arga contienda civil armada que
costó mas de
10.000
víctimas y dejó extennarlas las
fuerzas del pais; en Méjico surgió Clel fondo oe la
guerra llevada
á
su seno por los ejércitos de Napo–
leon
III,
con la c01np1icidad de algunos uliembros
del alto clero.
No creen1os qne la Repúbljca .Argentina se en–
cuent.reen condiciones tales que una reforma de esta
natural~za
pueda originar revoluciones
!nas
6
n1enos sangrientas. Los sucesos meneionados acae–
cieron hace 1nas de veinte allos
y
desde entóncés
hasta
la
fecha ha camlJiado 1nncho el espíritu
y
las
tendencias de los pueblos :unericanos. Pero convie–
ne observar que otros pueblos mejor
(;Qll
:-.tituidos, en
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