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¿Que fué la Inquisici_on sino el poder político,
con
todo~
sus eleinentos de fuerza, puesto al ser–
vicio de los intereses religiosos;
ó
sea el predon1i–
nio del sacerdocio sobre el poder laico, de la doc–
trina religiosa sobre los principios constitutivos de
lii sociedad
política~
de Ja Iglesia sobre el Estado?
¿Habrian podido los inquisidores cometer las
iniquidades de que se hideron reos si no hubieran
ejercido hasta el abuso, de facultades propias del _po–
der civil,tales cotno el en1pleo de 1nedidas coercitivas,
el enjuiciamiento de presuntos culpables
y
la aplica–
cion de penas arbitrarias de toda especie?
Si
la Igle–
sia no hubiera sido en cierto 1nodo árbitra de los
destinos de algunos paises') 1nerced al consentimiento
ó
sumision ele sus· respectivos soberanos, que
ab~
dicaron sus poderes
ó
los dejaron usurpar,no habrian
tenido los inquisidores,-te1nerarios propagandis–
tas de la doctrina de aquella comnnion,-con1o
ahogar, con la tortura, la sangTe y las llamas, el
grito herido de ]as conciencias que cedian
á
los
poflerosos estín1ulos de la verdad
y
del bien.
J_.~os
excesos con1eticlos en la guerra de las cru–
zadas constituyen otra prueba de la inconveniencia
de convertir los ele1nentos del poder civil en ins–
trnn1entos del fanatisn1o religioso. «Yo no trato
de disilnular, dice el conde ele
Frayssinou~,
ardiente
defensor del catolicisrno, el libertinaje y la licencia
de un gran número de
cruzados~
el 1nodo impru-