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dente de dirigir las guerras. santas en algunos pun–
tos., ni la locura de ciertas reuniones tumultuosas
que salían de Europa sin disciplina
y
sin órden.
Pero, señores, ¿no se cometen en todas las guer·
ras, aun en las n1as justas y mas bien dirigidas,
excesos que las deshonran?>>
Hubo pues, excesos
condenableH en estas guerras, como los hubo en los
casos de la matanza ele San
Bartolomé~
de la revo–
cacion del edicto de
N
antes y en todos aquellos en
que el ar1na vengadora ha obedecido
á
los estímulos
del sentimiento religioso, el mas intolerante
é
in–
transigente de todos los que se agitan en ·la intimi–
dad del fuero interno.
330.--N
o es el catolicismo la ünica institucion
religiosa que ha llegado y puede llegar
á
tan
la–
mentables extre1nos, cuando consigue supeditar la
accion de los poderes del Estado
y
convertir las
fuenms de este en elementos de dominio.
Las cle–
lnas
religiones~
apesar de su ünportancia secunda–
ria, se encuentran en igual caso.
Al establecerse el protestantismo en Inglaterra, se
otorgó al rey el carácter de gefe de la igle.:üa angli–
cana y se sancionó una nueva litürgia.
A
los n1iem–
bros del clero que
rehusaban conforn1arse con esta
última se les castigaba con prjsion y exageradas mul–
tas. Además,
á
los 1ninistros del culto católico se
les prohibió residir en el reino so pena (le ser trata–
dos co1no reos de delitos de alta traicion. Los cató-