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-455-

Itecpnoci6 aquel prelado la necesidad y la obligacion

de subordinar el ejercicio de las funciones sacerdo–

tales. á las supremas exigencias de la paz

y

del

órden püblico.

Sin en1bargo, al general San J\tfartin no le satisfi–

zo este tempera1nento.

En un segundo oficio diri–

gido al arzobispo, el 27

~e

Agosto, por el 1ninistro

de relaciones exteriores.; 8eñor Juan Garcia del

Rio; se le significó en esta fonna la necesidad en

que se hallaba de presentar su renuncia:

«Así es

que

S.

E. advierte con dolor, que V. E.

I.

se resis–

te

á

dar cumpli1niento

á

su órden,

y

tne manda eo–

n1unicar á

V.

E.

I~

que, supuestos los escrüpn]os

de conciencia que tiene p<1ra obedecer esta disposi–

cion del gob1erno,

y

los que en adelante pudieran

asaltarle, respecto de otras que fuesen igualmente

necesarias) será conveniente que

V.

E.

l.

ealcule

sobre los males que se seguirán de no estar en bue–

na

y

perfecta armonía la autoridad civil

y

la eele–

siástica,

y

se decida por el partido que conviene

adoptar

á

V. E. I.;

tn

lct

inteligencia de

q_~te

las

órdenes ele S. E. son

ir,.evocab~es. ~

El arzobispo, al replicar') aunque procuró jus–

tificar su actitud, consitlerándola arreglada á los

preceptos de la Iglesia, pr_otestó no haber

·si~o

su

intento

resi~tir

á los mandatos del gobierno.

«

:rro es lo 1nistno, dijo')

resistir que representar

sumisamente; lo primero se ejecuta

á

mano armada