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rir vtro
suceRo.enel que ton1ó parte el bene1nérito
general San Martin.
Estando en el Perú, un
tu
es despues de jurada la
independencia en la plaza de Litna, con1enz6
á
poner
á
raya
á
los funcionarios
eclesiás~icos
que, sorda ó
descaradamente, pretendían oponer ·obstáculos
á
las ·
funciones natui·ales del poder civil ejercido entónces
por él, en su calidad de Protector del Perú.
El 22 de Agosto del año
mencionado~
el señor
Bernard9 Monteagudo, nli.nistro de guerra y marina
del general S:1n Martin, dirigió al arzubispo de
Li1na, señor Bartolomé Maria de
1
s Heras, · un
oficio., en el que, despues de quejarse del abuso
del ministerio sacerdotal, en las casas de ejercicios,
contra los intereses de la pátria, coneluia de este
modo :
«
En esta virtud 1ne ordena el P.Xcmo.
señor Protector, prevenga
á
V.
E.
Y.
que por ahora
se suspendan los ejercicios en aquellas casas, mien–
tras se pongan bajo la direccion de eclesiásticos pa–
triotas,
que 1nerezcan la confianza clel gobierno,
y
consulten celosarnente el bien espiritual de los fieles
y
el progreso de las n·uevas instituciones
á
que es
llamado el
p
eru~,
El arzobispo, sin cumplir la órden itnpartida,
contestó diciendo que si en .dichas casas «se conletie–
se algun exceso ó cualquier eo 1fesor pretendiera
turbar la paz ó el órden público, se ton1arian las pro–
videncias necesarias para contenerlo
y
coTregirlo.,