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neral, de los notables discursos del señor doctor
M. D. Pizarro, pronunciados en las sesiones del se–
nado., del 28 de Junio y
1
o
de Julio del año pasado.
Poniendo en ejercicio las facultades analíticas
ele su claro
talento, el expresado señor senador
<le Santa
Fé,
con el objeto de atenuar al alcance
de las prerogativas inherentes al patronato,pretendió
definir el carácter de este, por medio de 1nuy inge–
niosas y alucinadoras co1nparaciones. Al establé–
ce-rlas,: se pr'opuso demostrar ante todo, que la
$0-
berania y el patronato nacional son dos cosas
distintas y
separables~
hasta el punto de qÜe la pri–
lnera puede existir en toda su plenitud sin el ejer–
cicio del segundo.
··' ·.N
o sabemos, desde luego, si alguien haya incur–
r¡do en esta confusion
y
haya identificado el patro–
nato con la soberanía_; pues aunque se adnlita que
el primero es inherente
á
la segunda, sien1pre ha–
brá entre ambos la diferencia de la parte al todo.
El
patronato se refiere
á
un órden determinado
(le intereses de la vida social:
á
los intereses reli–
g·iosos ; en tanto que la soberania abarca una exten–
sion mucho mas considerable: se refiere
á
todos los
ónlenes de intereses de la vida nacional. De–
hEmi os suponer, por lo tanto, que el señor Pizarro
, e refirió
á
los que constantemente afirman que el
])a!ronato e_s
inher~nte
á
la soberanía "'nacional.
T
~m
os
á
expo_ner nuestra opinion en la materia.