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TRATADO PRIMERO.
tan maltrataJ'o? ¿Qué pecado fue el vuestro? ¿Qué delito,
ó
qué
causa la de vuestra muerte y condenacion? Yo soy la llaga de vues–
tro dolor, yo soy
Ja
llaga de vnestra pena, yo el merecedor de vues–
tro tormento, yo la or,asion de tan grau<le venganza. ¡Oh maravi–
llosa sentenci a !
¡
Oh inefable dispensacion de este misterio escon–
dido! Peca el injusto, y el justo es castigado; falta el delincuentr,
y es azotado el iuocente; ofende el impío, y el pio rs cou<lenado;
lo que merece el malo padece el bueno; la deuda J e! esclavo paga el
Señor, y por
la culpa del hombre m11ere Dios. ¡Oh maravilloso
amor! ¡Oh caridad inestimable! (1) ¡Qué entregasteis, Dios mio,
á
la muerte
á
vuestro Hijo , y Hijo único para
re<limir al esclavo!
¡Oh.Verbo Eterno del Padre,
á
qué abismo descendió vuestra hu–
mildad! ¡Dónde llegó vuestra caridad! ¡Dónde vuestra piedad,
vuestra benignidad, vuestro amor y vuestra compasion ! Yo luí el
malo,
y
V
GS
sois castigado; yo cometí el delito, y Vos pagais la
pena; yo soy el ladron, y Vos sois p11 es to
á
cuestion de tormento;
yo el soberbio, y Vos el humillado; yo el vano,
y
Vos el abati–
do; yo el inobe1liente, y Vos pagais la culpa de mi 1lesolmliencia;
yo me sujeté
á
la gula, y Vos ayunais por mí ; el árbol vetlado me
llevó al deleite ilícito, y
á
Vos el amor perfecto que me teneis, os
puso en el árbol de la crnz; yo me entregué
á
mi mal gusto, y
Vos os cntregais al tormento; yo me recreo i;on el manjar,
y
Vos
sois aheleado; yo me regalo con los uel eites, y Vos estais cosi<lo
en un matlern y lastima<lo con los tlurns clavos ; yo g11sto la dulzura
de la manzana, y Vos
la
amargnra tle la muerte
(:2).
¡Oh dulce
Jesus mio, cuán amable os hace el críliz q11e por mí bebisteis y la
muerte que por mi snfristcis en
la obra de mi red encion
!
Quien
por el beneficio de la crea cion no
05
ama
y
sirve, bi cu merece el
infierno, mas otrn nuevo infi erno es m .nester para el que no os
ama y sirve por el de la redencion. Esta sola piil c to1lo nuestro
amor, esta nos atrae con suavidad, es ta nos obli ga de justicia, es–
ta nos prn c por estrecha obligac ion 1J c qu e os amemos si1r Lasa y
sin medida. ¡Oh alteza
d ,
carida1l
!
¡Oh bajeza de humilJad ! ¡Oh
(!-)
Ecd c ia iu Sauato Sanclo.-(2) Il er. super CJot.