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f)B

LA.

ORA.CION MENT.:\L.

39{

y

de su muerte

y

pasi<;m;

y

porque · para todas las tentaciones es

único remedio, sentida con tierno afecto de hijo agradecido , que

·

á

su amoroso padre maltratado por sus

trav~suras,

y

bien con-' ·

sidera~a

hace al soberbio humilde, al avariento. liberal, nl desho–

nesto casto, al airado pacífico, al gloton templado, al envidioso

caritativo, al tibio

y

flojo en el servicio <le nuestro Sefior, diligente

y

fervoroso;

y

finalmente., al malo bueno'

y

al bueno mejor; po1·–

que causan en quien Ja medita con humildad, confianza, fervor

y

limpieza de corazon estos divinos efectos. Despierta el alma para la

penitencia

y

sus partes, moviéndola

á

contricion

y

dolor de sus pe–

cados, é induciéndola á la contricion

y

satisfaccion de ellos, viendo

la

que Dios dió por los agenos; limpiala de las manchas de sus vi–

cios, fortalécela para resistir

á

las tentaciones , vivificala para que

viva vida espiritual,

y

susténtaln con admirnhle <lulzura. Alumbra

el entendimiento, aviva la .esperanza, inflama

la

caridad , dá

prendas de gloria ,

y

saca del purgatorio á las ánimas ,

poi·

quien se ofrece.

Y

así pondré aquí recogido lo que se puede

meditar de la pasion de nuestro Sefior (si bien está ya casi todo es–

parcido por este libro) para que su memoria sea la virtud con que

nos armemos, su cruz las armas ofensivas

y

defensivas contra los

enemigos de nuestta alma·; sus llagas, afrentas

y

oprobios, nuestrn

manja1·

y

bebida; su sangre .el lavatorio de nuestrns culpas,

y

su

muerte preciosa nuestra gloria, sin querer mas que

á

Jesucristo,

y

ese crucificado.

CAPITULO X.

MEDITACIONES BREVES DE LA SAGRADA PASION DE JESUCRISTO NUES–

TRO

SE~OR,

CON EL TIE!UPO Y HORAS QUE PADHCIÓ.

l.

e

Considera lo primero , como el Jueves San to , despues de

comer en Betania (que

es~aba

como dos millas <le Jel'Usalen) se des–

pidió el Hijo de la Madre para i1·

morir, dándole cuenta de lo

/

que babia de padecer;

y

como la Vírgen se conformó con la volun–

t?J

de Dios ,

y

le dió gracias. Piensa cuán

tr~ste

cosa

fu~

para la

Mad~e

y

tal i\'ladre , despedirse de su úqico Hijo

y

tal Hijo, que