•
DE
Li\
ORA.CION lllEN'fA.L.
389
.
~
las inspiraciones de Dios. Y no es
~ecible
con cuánta dulzura obrn
y
Jlora, quien de esta manera ora,
y .
con cuánta facliidad obra los ac–
tos virtuosos, que esto es la oracion, medio para alcanzar el fin que
pretendemos, que. es una perrecta mortificacion de nuestras pasio–
nes; Úna gran victoria de nuestra carne,
y
de sus apetitos, suje–
tándolos
á
la razon , para que ella se conforme en todo con la ley
y
voluntad de -.Dios,
y
nosotros corramos por el camino de la vir-
tud
y
perfeccion.
0
CAPITULO
IX.
PUNTOS DE QUE SE PUEDE TENRR ORACION•
..
Aunque todo este libl'O da matecta ahundantísima para tener
oracion toda la vida, pondré en breve los puntos mas provechosos;
quien los quisiern ver copiosamente tratados, lea al padre Luis de
la Puente:
·
·
1.
0
La gravedad del pecado mortal,
y
la memoria de los mu–
chos que has cometido contra Dios, pontra el prójimo
y
contra ti
mismo. Y aunque hayas sido grande pecador ,
n~
por ·ese has de
desmayar, pues los pecados pasados
y
llorados, si no
t~
ag1·ada11,
no te dañan.
.
2.
0
El bien que has dejado de hacer, por arrai1car vicios, por
no adquirir virtudes, por no aspirar
á
la perfcccion.
·
5.
0
El tiempo que has
p~nlido
y pie1·des, dándotelo Dios para
que le ames
y
sil'vas , siendo Ía cosa mas preciosa , y que ·con mas
facilidad se pierde,
y
la mas deseada de los condenados; pues con
muy poco tiempo del que tú pierdes, qne se .}es concediera
á
ellos,
se pudieran salvar.
.
4.
0
La muchedumbre de beneficios que has i·ecibido de Dios en
el alma;' en el cuerpo, y en las cosas temporales.
5.
0
Tu flaqueza en pecar, porque te contrndice la carne, te
combate el demonio, y te acaricia el mundo, y tú;ives descuidado.
6.
0
La vanidad de tu soberbia, la miseria
dt
tu avaricia, la
brevedad de tus .deleites,
y
la locma de tus discursos
é
intentos.