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TRATADO
QUl~TO
irnpetracion sí;
y
aplicando estas dos cosas por
la¡;
ánimas, haces
una obra heróica de caridatl , que te vale mucho mas
á
tí, que lo
que las das á ellas; como el que se quita el hocaJÓ de la boca por
darlo al pobre,
ó
el que se vende
á
sí por librar
ó
otro. Demas de
este provecho ganas e.l favor de aquellas ánimas santas, que en
sintiendo el alivio de sus penas, allí hacen oracion por tí,
y
en
el
cielo serán tus pcrpétuas intercesoras,
y
ahogaJas.
CAPITULO XVH.
DE LAS INOULGENCIAS QUE SE APLICAN POR LOS FIELES DIFUNTOS,
Y
EL !\IODO DE OFRECERLAS CON FRUTO.
Demas de los sufragios dichos, el snmo Pontífice solamente,
como dispensa1Jor del tesoro f)e la Iglesia, les concede tamhien
indulgencias por modo de sufragio, aplicándoles parle de los mereci–
mientos de Cristo,
y
de la Virgen l\laría,
y
de los santos que están
en el dichoso tesoro de la Iglesia,
y
para que con tal aplicacion
Dios les remita toda la pena <lcl purgatorio,
ó
parte de ella,
y
est6
concediendo Bulas á los mismos difuntos,
ó
á los vivos gracias,
para que las apliquen por ellos, las cuales, sl'gun la mas probable
opinioa, puede ganar el que está en pecaclo mortal para las ánimas,
y
la
razo11.es, porque el precio con que se redimen las penas de las
tales ánimas, no es la obra del que está en pecado mortal, sino la
misma indulgencia que para ellos concede el Pnpa del tesoro cJe Je–
sucristo,
y
de sus santos, por medio del que hace la ililigencia , no
en nombre suyo, sino en el ele la Iglesia, fllle siempre es agra1lahle
á
Dios. A
la
manera que si un hombre que está en gracia enviase
á
una pobre limosna con un criaJo suyo, que <'Slá en pecado mor–
tal, no por eso penlcrin na1b de su valor la buena obra , pues el
f)Ue la envía merece,
y
Ja pobre
á
quien se <'nvia, remedia su ne–
cesida1l.
Para es to tienes un riquísimo tesoro en
la
Rulf!''
4é
la
Santa Cru- •
zada, donJe su SantidaJ concede
á
oualquiera
'ii~e
·1a
tuviere,
y
vi–
sitare cinco iglesins, ó cinco· alt:ms,
y
en ellas ,
ó
cu:ellos_rezare lo