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238

VIDA

to delsoP

dice

Sa1orríon en el

Cántico

de los

cánticos. Des–

de el primer instante, de su vida, hasta que dió al

m~ndo

al SJl vador, fue Mana como la aurora que se levanta so–

bre el orizonte,

y

que nos trae y acerca el día

á

medida

qu e se va élla misma adelantando; hermosa como la lu–

na en su lleno; resplandeciente como el sol, de quien la

luna recibe

y

tiene toda su belleza y su luz; terrible

á

las

potestades de las tinieblas, las que dis·ipa con su esplen–

dor; semejante

á

un exército formado en batalla , que

infunde terror al enemigo y le obliga

á

echar

á

correr:

Puü:hra ut luna, electa ut sol,

terribilis

ut castrorum

l1cies ordinata.

Por medio de estas sagradas alegorías, de

esta<;

mi~teriosas

metáforas

y

de estas figuras proféticas,

preparab:i el Espíritu santo al mundo para la maravilla,

que babia de ser la admiracion- de los ángeles

y

de los

hombres en la persona de la santísima Vírgen.

§.

IV.

La santísima l7"írgen por una gracia especial

es

concebida Jin -pecado

original.

Llegado en fin el tiempo en

que;

despues de tantas pro–

mesas, predicciones

y

figuras, debia obrarse el inefable

misterio de la encarnacion del Verbo, resolvió Dios dar

al mundo aquella muger, en cuyo seno se había de obrar

este gran

1~1iste r io.

Hácia el año de

4000

del mundo fue

cuando María, la muger mas feliz, la maravilla del uni–

verso

y

la mayor obra que viéron los siglos, como se

explican 1os santos PP., fue concebida como por ·mi–

lagro. Fué hija única de Joaquín, llamado tambien Hcli,

de la tribu de J udá

y

de la raza de David por Natan,

como José esposo de María lo era

por Sal

oman, hermano

de Natan hijo de David. Tuvo por mad.re á santa Ana, de

·la misma familia real

y

de la misma tribu. Estos dos es-

posos, los mas religiosos

y

los mas santos que babia en–

tonces sobre la tierra, babia mas de veinte años que

es–

taban casados, sin haber tenido jamás fruto alguno de su

1natrimonio. La esterilidad era entre los judíos una espe–

cie

de infamia,

y

se miraba como una maldicion de Dios,