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VI

DA

t uraleza del pecado original; fuélo t a mb ien la

que

fue

su

mádre sin dexar de ser vírgen; .pe ro és ta no lo fue por

nat uraleza, sino por un favor · especial; porque se debe

c ree r,

que

por un nuevo género de satisfaccion la libró

el Espí ritu santo desde el mi smo instante de su concep–

ci on del pecado original, no del

que

est uvo en élla, sino

del que hubiera estado, si Dios no la hubiese preservado

de él po r.una g racia singular.

(ldem serm. de B. l7irg.

):

S&lus fi!ius V irg inis fu it ab orig inali culpa imm:únis, et

ipsa mater et virgo, &c.

Los <lemas hombres todos han

sido leva nt ados despues de h aber ca ído, di ce tambien el

mi~mo

santo Doctor ; pe ro María fue detenida

y

sosteni–

d a como e n e l borde del p recip icio, pa ra que no cayera

(

l dem in dist .

3.):

Alii post casum erecti; Maria quasi in

ipso casu sust ent ata est ne ruer:et.

Ma yor beneficio es im–

ped ir el que uno cai ga , que sacarle del hoyo despues de

haber caido. Mar ía está mucho mas obligada al Redentor

por haberla preservado del pecado original, por una gra–

cia espec ial , que si la hubiera librado de él, aunque no

fuera sino un instante despues de haber estado man–

chada con

él.

i

Acaso se podrá decir que por este insigne

p rivilegio no tuvo esta Señora parte en la redencion? i,Pe-

. ro á quién sino

á

los solos méritos del Redentor debe esta

prime ra gracia '? Esto es lo que hizo decir á san Ber–

nardino de Sena, que el principal fin del Señor en su veni–

d a al mundo fue la redencion de su madre

(Ber_n. S en.

52);

y

así la llama la hija primogénita del Redentor:

Primoge–

nita R edem.ptods.

H e ha llado un hombre entre mil, dice el ángel de las

escuelas santo Tomas, he hallado un hombre, es á saber,

Jesucristo' exento de todo pecado original

y

venial; pero

entre tod as las muge res no he hallado una exenta de todo

pecado, á lo ménos original

y

venial , excepto á la santísi-

1ná

Vírgen, digna de tbda alaba,nza.

(D. Thom. lect.

6. ·

cap.

5.

in epist. adgal. et in sent. dist.

44.

q.

r.

art.

3.

ad

3.)

V irum de mille unurn reperi, scilicet Christurn, &c.

El

n1i smo santo Doctor encierra en pocas palabras el elogio

mas magnífi co de la eminente santidad de María en su in–

maculada concepcion. Puede encontrarse, dice, una pu ra

criatu ra t an santa, que no hay a cosa mas santa en t odo

cuanto .ha sido criado, si por dicha no ha sido manchada

'