Table of Contents Table of Contents
Previous Page  182 / 404 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 182 / 404 Next Page
Page Background

168

VIDA DE

CRISTO

mas tan duras

y

tan infames que, se atrevan

á

insultar

los

,pacientes; ni vemos que

losj~1díos

ir.-isultasen á los dos ladro·

nes que ·estaban crucificados

á

los dos lados del Salvador

del mundo. Pero todo

es

extraordinario en la muerte de

Jesucristo: lejos de ser un objeto de compasion á los judíos

cuando está cerca de espirar en la cruz., es el objeto de

su execracion

y

de su rabia; no hay injuria que n9 vomi-

ten contra él.

.

.

·

·

A

ótros les salvó la vida; se decian únos

á

ótros insul–

tándole; sálvese ahora

á

sí mismo si es Cristo; el escogi–

do de Dios. Si eres rey de Israel., le decian los $Oldados,

arrimándole á los labios

u~a

esponja empapada en vina-

.gre., muestra ah.ora tu poder.,

·Y

de lo alto de tu tiono

pronuncia edictos, acaba con tus .enemigos.,,y con todos

los que te faltan

al

respeto que se te debe. Otros le de–

cian;

i

No te lisonjeabas que en tres. d.ias reedificarias el.

templo de Dios si hubiera sido destruida?

i

Por qué,-·pues,

no haces al presente un milagro para sa:lvarte ·la ¡vida?

Ba–

xe de la cruz, decian .ótros,

y

creerémos,en

él.

Confiaba

tanto en Dios, líbrele si le quiere tarato. El mismo ha di–

cho que era hijo de Dios; sálvele, pues, su Padre la

vida,·

si le reconoce por su hijo.

No hab'ia quien no le ultrajase con palabras,-hasta

un'o

de

los dos ladrones crucificados con

él i;

le insultaba:

y

es–

carnecia., dicieado:

Sj

eres Cristo , "sálvate

á'

t;i

mism-0

y -

á

nosotros. Es verdad qu·e el ótro., .mas cuerdo

y

mas

prudente, le reprendió con valor

y

con gra·vedad :.Ni tú

temes á Dios, le dixo, estando para ·morir. Aunque todos

· res padecemos el mismo suplicio, iignoramos que

si

nós·~'

otros padecemos pagamos · justamente

la pena

debida

á

- nuestros

delitos~

.Pero éste.,

i

qué mal ha

hecho~

Y

ltJego'

encarándose á Jesus, le dixo con un corazon contrito

y ·

humillado:

Memento mel, Domine, cum veheris in Pegnum'

tuum:

Señor , acuérdate de mí cuando estés en tu reyno.

Habla ·el buen ladran

á

Jesucristo c0mo

al

verdadero

Me–

sías;

y

md se

puede decir. que su

·fe

le salvó.. No duda que·

el Salvador ha de resucitar despues de su muerte: no

le

pide las primeras sillas de su reyno; se contenta eon su•

plicarle se aéuerde de él despues de su muerte. Por eso.

mereció que Jesus le respondiera:

En ·verdad te ·digo, que

hoy

estarás

conmigo

en

el

paraiso;

esto

es, en la felicidad de·

,-