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·VIDA DE

CRISTO

guiéndome, me buscais con impaciencia; pero no por eso

me creeis por Hijo de Dios

y

por Mesías: aquellos panes

1nateriales milagrosamente multi plicádos os

sac~áron,

los

hallásteis de un gusto exquisito;

y

viendo que sin trabaja r

hallais cerca de mí vuestro mantenimiento corporal, no

buscais otra ·cosa siguiéndome. Creedme; tener motivos

1nas puros

y

rné9os interesados: el pan que os he dado

alimenta vuestro cuerpo; desead ün pan mas precioso

- y

mas divino. que sea alimento de vuestra alma:

Ha–

ced de r>:Jodo,

les dice,

que. tengais un alimento que

110

se

corrompa, sino que se conserve hasta en la vida eterna,

el

cual os le dará el Hijo del hombre,

á

quien el Padre,

que -es

Dios

,

ha marcado con

su

sello

(

Joan.

7.)

Baxo

el

nombre de

pan

y

de

alimento

habla aquí Jesucristo

de sí mismo

y

de su propio cuerpo , como lo dice aun

mas claramente en lo que se sigue: el Padre, que es Dios,

le ha marcado con su sello; esto es, le ha comu.nicado todo

su poder comunicándole substancialmente su naturaleza

divina; como si dixera: siendo yo

Dios

como mi Padre,

soy tan poderoso como _él;

y

así no os admireis de que

pueda yo hacer el prodigio de daros por alimento mi

propi:i carne y mi propia sangre. Los que le oían le pre–

guntáron desde luego,

i

qué debian hacer para merecer

un

tan insigne

beneficio~

Lo que debeis hacer, respon–

dió el Salvador , es tener una fe viva; es creer á mi pala–

bra, creer en aquel que' mi Padre ha enviado ,

y

estar

persuadidos que soy el Mesías, y que por mas elevada

que sea sobr-e los sentidos

y

sobre la humana razon la

maravilla que he de hacer, sujeteis ciegamente todas vues–

tras luces naturales á las de la fe.

El Hijo de Dios, que conocia perfectamente cuanto

pasaba en el fondo de los corazones , babia tenido so–

brada razon en decir

á

los que le oían, que no estima–

ban sus milagros sino por las v-entajas que de éllos ·les

resultaban,

y

que

no

por eso le creían por Hijo de Dios

y

por

el Mesías; pues

tu

viéron el descaro de preguntar–

le, qué obras eran las suyas para que debie8ien creer

que era el

Hijo

de· Dios.

i

Qué milagro haces, le: dixéron,

q.ue

nos obligue

á

creer tan ciegamente á tus

~alabras~

Es

verdad que has dado de comer

á

mas de ·cinco mil

personas con cinco panes; pero esto

ha

sido un

solo

dia :