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DOMINGO VEINTE Y CUATRO
nb ea..
Los afligiré, permitiré que sean arrojados de su país,
que sean esparcidos entre las naciones, que se vean abruma–
dos de ad
versidade~
y
de miserias ; pero despues de algun
tiempo me compadeceré, cesará mi enójo, los congregaré
de todos los parages_del mundo, sus dtsdichas tendrán fin
juntamente con su cautividad:
Et reducam captivitatein
vestram de cunctis locis.
El evento verificó la prediccion.
Despues de setenta años
de
dispersion
y
de·esclavitud con·
grega Dios. el pueblo,
·.Y
le restablece á
S\1
pais. Sus pe–
cados habian sido grayes , el castigo fue sin duda severo;
pero en fin, despues de este número: de c;iño de penitencia,
tuvo Dios misericordia de éllos.
i
Qué nuevo delito tan
horrible pudo cometer este infeliz pueblo. que mereciese
ser ,arrojado despues de tantos siglos de su pais, para lle·
ga ~á. se~
el
hQrror
y
la execradon de todo el Uni verso,
err;:ia.t~.s, _esclavos,
y
desdichados en toda la tie'rra? Cierta–
ment!:t ningnn otro delirn pudo traei: sobre éllos un tan
horrible castigo sino el deicidio cometido en la persona de
Jesucristo, á quien no quisieron reconocer por el Mesías.
Y si el pecado de idolatría, dicen los padres , ( que cier–
tamente es el mas enorme) junto
á
todas s4s iniquidades,
no fue castigado sino con una cautivid:;}q de setenta
años,
i
cuál debe ·ser el delito, por el cual este infeliz pue–
blo está proscripto
y
cautivo ha mas de diez
y
ocho
siglos~
No puede ser otro que el no haber querido reconocerá Je–
sucristo por su Sal vado1: : no puede ser otro que el haber
he.cho morir .sobre la cruz al Hijo de Dios ,
á
su Rey, su
Redentor
y
su Mesías. Los mas hábiles entre los · rabinos,
y
sus mas sab.ios doctores, atónitos
y
aturdidos
d~e
un ar–
gumento tan racional
y
tan concluyente , han querido
li–
brarse
d~
la dificultad, diciendo que el pecado tan enorme,
por el cual la nacion judáica ha sido reprobada de Dios,
es
porque algunos judíos reconocieron
á
Jesucristo por el Hi–
jo de Dios y por el M ....sías. ¡Respuesta ridícula, solucion
mi erable! Si Jesucristo hubiera sido un impostor,
i
podia
la nacion judáica hacerle á Dios mayor obsequio que qui–
tar la vida con la mayor crueldad é ignominia á este im–
postor, y perseguir,
y
aun castigar de muerte
á
todos los
que le reconocen por el
Mesías~
La muerte de Jesucristo
debia ser para los judíos en general un
man~ntial
de nue–
vas bendiciones;
y
el zelo de sus gefes merec1a ser recom-
I