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DOMINGO VEINTE Y CUATRO
ducta digna de Jesucristo vuestro Salvador, digna de vu es–
tra vocacion; una conducta verdaderamente cristiana ;
y
para esto debeis fructificar en toda especie de buenas obras:
In
omni opere bono fructiftcantes;
y
crecer todos los dias
en virtudes, en perfeccion, en
conocimien~o
y
en amor de
Dios, en constancia
y
en fidelidad en su servicio, sin dexaros
deslumbrar ni sorprender de los artificios de los que con
pretexto de llevaros á Dios,
os
apartan
y
alejan de su Ma–
gestad:
Iv
omni virtute conftrmati secundum potentiam cla–
ritatis ejus in omni ·patientia et longanimitate:
Confortán–
doos con toda la fortaleza posible por Ja participacion de
su glorioso poder, sufriendo
y
lle·vándolo todo coa pa–
ciencia, con constancia ,
y
.con alegría. Despues de haber
pedido san Pablo
á
Dios para los colosenses la sabiduría
y
la inteligencia, que es la gracia de conocer los secreros
de la voluntad de Dios en la reconciliacion de los hom–
bres 9on s1:1 divina Magestad,
y
los secretos adorables de
Ja Providencia divina; le pide tambien les dé la gracia de
conocer en cada ocasion lo que Dios exige de éllos en la
práctica de
sus
mandamientos,
y
la gracia de dar frutos,
haciendo que se exerciten en toda suerte de buenas obras.
Una vüia infructuosa
y
escéril no fue jamás una vida cris–
tiana. Ni basta tampoco , dice el Apóstol, llevar fruto en
la
primavera
y
en una estacion quieta
y
apacible; es nece–
sario llev·arle en la estacion de las escarchas
y
de las tem ·
pestades; es necesario que la fidelidad
y
la virtud de un
cristiano sean
á
prueba de las tentaciones mas violentas:
esta generosidad, esta paciencia, esta alegría en las adver–
sidades, esta perseverancia en lo que el santo Apóstol de–
sea
y
pide
á
los colosenses:
In onmi patientia, longanimi–
tate, cum gaudio gratias agentes Deo Patri: qui dignos
11os fecit in partem sot·tis sanctornm
:
Sobre todo , quiere
que den gracias á Dios · Padre, porque por su luz, .esto es,
por su hijo, que es la luz del mundo,
y
el resplandor
de la gloria del Padre, nos hizo dignos de participar de la
herencia de los santos. Jesucristo nos mereció la gracia de
la adopcion ,
y
la herencia de la bienaventurada
inmor–
talidad. Los colosenses eran unos gemiles que se habían
convertido á Ja
fe;
y
quiere san Pablo que tengan siem–
pre
á
la vista el precio infinito de este gran favor; consi–
derando que los ijudíos, que eran los hiJoS
y
los legítimos