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DESPUES DE

PENTECOSTES.

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herederos, fueron por su culpa

y

por su incredulidad ex–

cluidos de la dicha

á

que los gentiles han sido llamados

por un favor especial de la pura misericordia de Dios.

¡Qué favor mas insigne, qué misericordia mas excesiva

que la de habernos librado

y

sacado del poder de las

ti–

nieblas para hacernos pasar al reyno de su amado Hijo,

en el cual encontramos por su sangre la remision de los

pecados, que es la verdadera redencion

!

In quo habemus

redemptionem, et renJissionern peccatorum.

Algun tiempo

érais las mismas tinieblas, como escribia

á

los efesinos,

y ahora sois la luz en el Señor :

Eratis enim aliquando te–

nebri:e: nunc autem lux in Domino.

En otro tiempo está–

bais en las tinieblas de la idolatría y de lá ignorancia:

estábais en el error del pecado: pero ahora os alumbra

la luz de la fe: Jesucristo os ha librado de la esclavitud

del demonio , que es

el

príncipe de las tinieblas: os

ha

lfürado

de

la noche del paganismo, del error

y

del pe–

cado,

y

os

ha

trasladado al reyno de su hijo querido;

ó

como dice el griego, al rey no del hijo de su amor. An–

dad, pues , s;orno hijos de la luz:

Ut filii lucis ambulate.

Jesucristo nos redimió de la muerte: Jesucristo nos libró

de la servidumbre del pecado, no nos libró la ley de

Moy es. Si la ley hubiese podido salvarnos, hubiera sido

inútil, 6 no hubiera sido 11ecesario que el Hijo de Dios

vinie1 a al mundo. Ved, ¡.,ues, si os conviene

someteros

todavía

á

una

ley

tan vacía, tan inefi az,

y

de tan pora

virtud.

Reprobatio quidem ftt pri:ecedentis

n1a11dnti,

prop–

ter infirrnitatem ejus, et inutilitatem,

dice el mismo

A

pó -

tol: ]a ley que ha precedido, ha sido reprobada porque

era débil, inútil, é incapaz de

salva~nos.

El evangelio de este postrer domingo predice la rui–

na total de Jerusalen,

y

el fin del mundo , al cual se ha

de seguir inmediatamente el juicio universal, de que

tl

fin del mundo es como el preludio.

Acababa el Salvador de hacer una descripcion tan es–

pantosa como individual

de

todas las desdichas que la

babian de suceder

á

la

iudad de Jerusa1en

y

á

toda Ja

na ion; . obre lo cual e habia explicado de un modo tan

claro

y

tan preci o, que habiendo salido del templo, le

detuvieron sus di cípulo algunos momenco5, así p3ra que

advirtiera Ja magnificencia de aquel edificio, como para